El cante de la trilla

    08 ago 2019 / 09:56 H.

    Los palos del flamenco sobrepasan los cincuenta, bastantes de ellos entroncados del árbol de una misma familia. Los cantes del campo, por tanto, pueden ser, entre otros: Los campanilleros, las serranas, las vidalitas de ida y vuelta, la bambera, la gañanera, la besanera o la trillera, de la que voy a escribir algo de lo poco que sé. Juanito Valderrama, nuestro inolvidable cantaor universal, aunque lo nieguen algunos remilgados flamencólogos, algo miopes. Sí, nuestro paisano todo lo cantaba bien, y además con conocimiento de causa, razón, además, de su demostrada práctica a lo largo y a lo ancho de su dilatada vida como cantaor, un cantaor que tanto le gustaba a la “Niña de los Peines” que le cantara junto a su esposo, el también cantaor flamenco, en su bar de la calle Sierpes, conocido como “La Campana”. Tengo una cinta con gañaneras y trilleras que las oigo de vez en cuando, y me encuentro a gusto. La mies en la era. El campesino está montado en el trillo tirado por un malo, están dando vueltas sobre las espigas, y el trillero sin más guitarra que las chicharras, canta unas coplas que hasta los gorriones que pululan por allí se vuelven locos haciendo palmas.