El agua como arma política

No sé si el cambio climático o simplemente que atravesamos una larga sequía, lo cierto y constatable es que más que nunca nos falta el agua, que es un bien escaso y debe administrarse bien. Superada la vieja distinción de aguas públicas y privadas, que enriqueció a generaciones de abogados, salvo anecdóticas disputas entre vecinos para regar una huerta, el agua es de todos y debemos pagar por su consumo en la botella que nos hidrata, en la ducha, en la lavadora, en la piscina o en los regadíos agrícolas. El secreto es priorizar adecuadamente disponibilidades y demandas y, como en tantas cosas, las administraciones anteponen la ideología, el amiguismo y los intereses con el agua como herramienta de premio o castigo; sin ir más lejos, el guirigay sin más perspectiva que la imagen electoral que tienen montado PSOE y PP utilizando en vano las aguas de Doñana, que nadie discute. Unos han consentido tantos años como gobernaron, riegos ilegales en el “preparque” con el pretexto de trasvases que no hicieron. Ahora los otros quieren hacer lo mismo, ley en mano, con los trasvases ofrecidos y quienes crearon el problema, les montan el pollo y se ponen “bonitos” cara al 28 de Mayo. ¡Velay!