Efecto
mariposa

    10 nov 2020 / 16:35 H.
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    Dicen que el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York, que un pequeño cambio puede acarrear enormes consecuencias. Es lo que se conoce como efecto mariposa o teoría del caos. Y quien dice mariposa en Hong Kong dice murciélago en Wuhan... O lo que quiera que fuese. Pero para encontrar un culpable no hace falta cruzar medio mundo, que pareciera que, cuanto más lejos lo localizamos, más suele satisfacernos. Una vez desatado el caos en un sistema inestable como el nuestro, la responsabilidad nos golpea directamente en los morros, apenas protegidos por la mascarilla. Todo cuenta: políticos, que no estadistas, que, parafraseando a Churchill, piensan más en las próximas elecciones que en las futuras generaciones; gobiernos incapacitantes e incapacitados mal asesorados por expertos inexistentes; positivos asintomáticos que se pasean contagiando a diestro y siniestro sin el menor escrúpulo; fiestas y botellones... Depende de nuestra responsabilidad y disciplina, de nuestra inteligencia y solidaridad, de lo que somos y también de lo que votamos. En suma, del interés por solucionar el problema y detener, siquiera suavemente, ese leve y curioso aleteo que un día nos jodió.

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