¿Dónde está la ONU?

Desde que comenzó la guerra de Ucrania hay preguntas que me asedian cada día: ¿dónde está la ONU?, ¿para qué sirve? Cuando de joven estudié la Carta fundacional, soñé que iba a ser otra cosa. Algo intentó el Consejo de Seguridad y, como era de esperar, fue vetado; después nada serio, ni se le espera. Los vencedores de 1945 la crearon para mantener la paz y la seguridad internacionales, promover la amistad entre países, el progreso social y los Derechos Humanos; hoy ya son 193 países, y sigue el veto en el Consejo que lo deja sin capacidad ejecutiva y la Asamblea General ha perdido la “auctoritas”. Con lo que cuesta a todos, se ha convertido en pasarela “fashion” donde cada otoño lucen palmito los mandamases de los países cotizantes, “lo peorcito de cada casa” que van a soltar engolados espiches para volver felices de su personal lucimiento; también la han transformado en una oenegé donde colocar amiguetes cesantes para tratar temas perfectamente prescindibles. Ocupados con lo accesorio, olvidan su misión principal contenida en el Preámbulo de la Carta: “Preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”. En la magna Asamblea no hay tiempo para hablar de Rusia y Ucrania.