Director de “orquesta”

El nombramiento de Miguel Moreno como máximo dirigente de la campaña electoral de Ciudadanos en la provincia abre puertas al alcalde de Porcuna en una futura reorganización orgánica

07 oct 2019 / 11:31 H.

Fue uno de los hombres fuertes del Partido Popular y, ahora, es uno de los referentes de Ciudadanos. Cambió las siglas con las que convivió durante más de treinta años por culpa de irreconciliables desavenencias con la dirección provincial y, aunque le costó sudor y lágrimas pasar del azul al naranja, abrazó la fe de una fuerza política en emergencia para aferrarse al sillón de la Alcaldía de Porcuna. Miguel Moreno representa el ejemplo más claro de una máxima que se repite en el tiempo: los ciudadanos votan al partido cuando tienen que elegir al presidente y a la persona cuando se trata del alcalde. No fue fácil autoconvencerse de que el gran paso que dio aquel día en el que dijo “sí” a los de Albert Rivera fue el más acertado. Tuvo —y tiene— sus altos y sus bajos, porque un cambio tan importante en su trayectoria, además de ser un melón cerrado con inciertos resultados, supone empezar de nuevo en una organización con importantes errores de principiante. Su reciente nombramiento le abre las puertas a otras muchas responsabilidades que, más pronto que tarde, llegarán.

Fue hace una semana cuando recibió una llamada de la dirección regional con la firme propuesta de que dirigiera la campaña del 10 de noviembre en la provincia. Él, que está a disposición siempre de su nuevo partido, aceptó sin dudar un encargo con importantes connotaciones. Se trata de otro paso importante, porque ni que decir tiene que el comité electoral asume las competencias en todos los ámbitos de Ciudadanos, por lo que se trata de un reto relevante en un momento, además, sumamente complicado para esta fuerza política. Hay que tener en cuenta que la foto fija que representan los sondeos no goza de una muy buena imagen. El trabajo será doble, porque para revalidar el resultado de los últimos comicios municipales, después de todo lo que ha llovido, no será coser y cantar. Habrá que tirar del manual de la constancia, ese que últimamente olvida la clase política. Miguel Moreno, con experiencia sobrada en la política y en el municipalismo, se convierte en uno de los principales avales de Ciudadanos dentro y fuera de Jaén, porque no hay que olvidar que una de las mayores debilidades de una organización en pañales es la falta de redes para llegar a todos los municipios. El alcalde de Porcuna es, además, un cargo público refrendado en las urnas, es decir, sus vecinos lo eligieron con la papeleta naranja en unas elecciones generales y, aunque él lo niega por pudor, son muchos que los que, en lugar de consultar una cuestión en concreto con la almohada, deciden recurrir a él. Por algo será.

El caso es que el mismo partido que lo fichó hace poco más de un año, fija su mirada, ahora, en un militante con cargo de clarividentes ideas y con sobrada capacidad para marcar las líneas estratégicas que tiene que seguir Ciudadanos si quiere avanzar en la provincia: bajada de impuestos, ayuda a los autónomos, igualdad en la educación, calidad en la sanidad y, sobre el terreno, la despoblación, la lucha contra los bajos precios del aceite o la falta de infraestructuras de comunicación.

Él sabe que su encargo tiene fecha de caducidad: el 10 de noviembre. Sin embargo, es un secreto a voces que, después de las elecciones generales, habrá “tamareo” interno para reorganizar una dirección que no va por buen camino. Son muchas las voces críticas con los responsables de un organigrama desmoronado por culpa, quizás, de la falta de experiencia. Reclaman una estructura orgánica fuerte para sostener a 63 concejales, 5 alcaldes, 1 diputado provincial, 2 autonómicos y 1 nacional, todos elegidos democráticamente en las urnas. Tras la tormenta, llegará la calma.