Dinero bancario
No cabe duda de que el dinero es una parte muy importante del sistema económico y, consecuentemente, de nuestra vida. A lo largo de la historia de la humanidad hemos pasado por numerosas fórmulas: el simple trueque, el dinero-mercancía, el dinero-papel y el dinero bancario. Hoy nos vamos a ocupar de este último instrumento, el dinero creado por las instituciones financieras. En efecto, nuestra empresa nos ingresa la nómina en la cuenta bancaria y, con el límite del saldo con que contemos, nos cargan el recibo de la comunidad de vecinos, la luz, el agua, el gas, el IBI y el IRPF; hacemos un bizum, una transferencia, pagamos con la tarjeta o con el móvil la compra del supermercado, la cuenta del restaurante, el billete del tren, la factura del electricista o del fontanero —si aceptamos pagar el IVA—, el hotel de las vacaciones o las entradas de un concierto o de un museo, entre otras muchas cosas. Y, claro está, usamos cada vez menos el dinero físico en nuestras transacciones habituales, ya que la mayoría de los pagos los realizamos con dinero bancario, al menos los segmentos más jóvenes de la población.
Decía el gran economista J. K. Galbraith que “el proceso de creación de dinero por los bancos es tan simple que repugna a la mente”. Veamos con un sencillo ejemplo cómo se crea y multiplica este dinero. Supongamos que un banco acaba de abrir y recibe un depósito de 50.000 euros de un cliente. Acto seguido, una empresa solicita un crédito de 25.000 euros, que le es concedido, pero que hasta que necesite utilizarlo deja también depositado en su cuenta bancaria. Por consiguiente, el pasivo de que dispone la entidad ya no es de 50.000 euros, sino de 75.000, habiéndose creado 25.000 euros adicionales de dinero bancario. Esta operación se repite una y mil veces por este banco y por los restantes del sistema, multiplicándose la oferta monetaria —depósitos bancarios y dinero en efectivo— hasta límites que nos dejarían preocupados. Los bancos crean y crean dinero —con los límites y coeficientes exigidos por la autoridad monetaria—, porque parten del supuesto de que sus clientes-depositantes no van a sacar su dinero físico de forma inmediata y simultánea. Si así fuera, se produciría un crack financiero, puesto que gran parte de ese dinero es “ficticio”. De ahí que los países creen los denominados Fondos de Garantía de Depósitos, para asegurar a los clientes que podrán recuperar su dinero en caso de quiebra de un determinado banco.
Como es posible que les haya dejado preocupados por la seguridad de sus ahorros, les contaré una historia “no verídica” sobre el uso atípico y, por qué no, divertido del dinero. Verán, en una casa rural o pensión de un pequeño municipio, un potencial cliente quiere ver detenidamente las instalaciones antes de confirmar su reserva, para lo que deja en depósito 100 euros al encargado del establecimiento. Mientras que el viajero inspecciona el hospedaje, el hotelero aprovecha para pagar, con el dinero recibido en depósito, una deuda que mantiene por ese importe en la carnicería. El carnicero utiliza inmediatamente ese dinero para saldar su deuda con el peluquero y este último usa los 100 euros para liquidar la deuda que contrajo en la panadería. Finalmente, el panadero va a la pensión y paga lo que debía por el fin de semana en que hospedó a unos familiares y que no satisfizo en su momento.
Terminada la revisión de las instalaciones, el viajero decide no quedarse y buscar otra alternativa, por lo que pide al responsable del establecimiento que le devuelva el depósito de 100 euros que le dejó. El viajero se lleva su dinero intacto, al tiempo que han quedado saldadas las deudas del carnicero, el peluquero, el panadero y el hotelero y, todo ello, sin que haya ni un céntimo de euro más ni menos en el pueblo. ¡Los milagros del dinero! La verdad es que el sistema funciona, que las crisis bancarias han sido resueltas sin daños irreparables para la credibilidad de las entidades financieras y que todos seguimos confiando en nuestros bancos. ¿Seguirá así cuando se extienda más el uso del bitcoin y demás monedas electrónicas? Veremos.