Destruir
por sistema

Hace tiempo tenía la esperanza que la Política moderna traería consigo el logro de construir desde la diferencia ideológica. En estos tiempos, en concreto desde la irrupción de la ultraderecha en las instituciones, he comprobado que no. El frentismo, representado por un bloque de tres, se dedica a destruir desde la oposición parlamentaria como si esto fuera de convertir las calles en un mero erial donde nada pueda sembrarse y crecer. Hubo una época, con sus claroscuros, en que se atizaba al rival político más se llegaba a acuerdos de calado, con mayor o menor acierto la sociedad avanzaba. El clima político vino a enrarecerse, por momentos incluso a envenenarse, al llegar esos que añoran un Sistema bastante alejado del discurrir democrático, paradójicamente utilizando las vías que la Democracia les otorga para ir minándola desde dentro. La derecha, más o menos moderada y liberal de antaño, se dedica más a competir con los que pueden morder su electorado desde posiciones ultras que a esforzarse por construir, acordar, avanzar. Y aquí estamos, el no a todo sistemáticamente.