Derechas ultraderechas

26 ene 2023 / 17:53 H.
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Con las últimas manifestaciones y pataletas nos lo están poniendo fácil. Ahí andan desatadas las baterías fascistoides, entonando discursos reaccionarios, ultramontanos y patrioteros en nombre de la libertad y en contra del “dictador” Pedro Sánchez. Tiene gracia. Pero la gente no es tonta, y detrás del populismo y la queja absurda, el cacareo sin razón, una respuesta sorprenderá a más de uno y más de dos. No tengo dudas. Necesitamos políticas sociales progresistas que doten a las personas de protección ante estos tiempos de capitalismo salvaje; y de igual modo necesitamos que se detenga a los demagogos, les corten el paso y se les ponga en su sitio. Algo va a pasar y estoy cada día más seguro, porque la mesura y el consenso se abren paso, ya sé que poco a poco, pero se abren paso y son inevitables. Es complicado, no digo que no. Como en la mayoría de las cosas de la vida, lo que nos empuja a seguir adelante es el estado de ánimo, aportando voluntad y motivación. La política, podría decirse, también es un estado de ánimo, y cuando gritan y se desgañitan las derechas ultraderechas, es porque reconocen que están perdiendo terreno y que hay un runrún popular que no les aprueba. Para evitar la foto con Abascal, con el que se entiende de perlas, aunque preferiría no hacerlo, a Feijoo no le interesó acudir a la manifestación de Madrid para que no lo tilden de radical, y mandó delegados. La estrategia pasa por llevarse bien con Vox, pero no demasiado, porque el PP sabe que le mete las cabras en el corral rápidamente, a poco que se siente a negociar. Está sucediendo en Castilla y León y lo estamos viendo. Además, la instrumentalización del aborto les va a pasar factura. Los derechos de las mujeres no se pueden pisotear. No se puede tratar a las mujeres con el mismo machismo repugnante y la misma condescendencia paternal del franquismo, como si no supieran lo que hacen. Es inadmisible. En ese sentido, la involución que representan estas derechas ultraderechas, la vuelta a la ignominia, no quedará impune. Y lo van a seguir haciendo en la sanidad, como en aquellas comunidades autónomas donde gobiernan: desmantelar las estructuras públicas, hacer que pierdan prestigio y valor, para que nos hartemos de listas de espera y de mala gestión, impulsando a la gente por tanto a hacerse un seguro privado. Durante décadas, los extranjeros que vienen a España se quedaban asombrados de la red pública de la Seguridad Social, pero eso va perdiéndose, en función de los seguros privados. ¿Cuántos hospitales, clínicas y aseguradoras privadas han surgido y proliferado solo en los últimos años en nuestras ciudades? Y en los pueblos, la atención primaria cada vez peor. Eso son las derechas ultraderechas. Habrá quienes les voten, claro, pero los resultados directos de sus políticas son la pérdida de derechos sociales y laborales, que no obstante deberían considerarse inalienables, la pauperización de los trabajadores, incluyendo el aumento de la brecha salarial entre varones y mujeres, y la destrucción y abandono de las estructuras públicas básicas, sanidad, educación y pensiones, beneficiando las privadas. Yo sé que hay mucha incultura e ignorancia, y no voy a repetir aquí y ahora algunos tópicos al respecto, pero esa es la verdad. Así que esto se encuentra en manos de la gente. Y yo a pesar de todo, de una manera u otra confío.

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