Democracia y educación

    30 may 2020 / 11:04 H.
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    El mundo solo tiene interés hacia adelante”, Pierre Teilhard de Chardin, jesuita y filósofo francés. El nivel que percibo en buena parte de los políticos actuales, me arrastra a recordar gente talentosa y aparece automáticamente J.A. Cobeña. El que fuera autor del Plan Diraya, que logró la integración tecnológica completa de la sanidad, en manos del ciudadano mediante la tarjeta con microchip, dijo: “La mediocridad y la catetez causan en España mucho gasto público improductivo”. El nombre era un homenaje al médico y pensador cordobés, de origen bereber, Averroes (siglo XII) que escribió: “En la vida es mucho mejor trabajar en el ámbito del Diraya (el conocimiento), que hacerlo en el del Rivaya (la tradición).” Y siguiendo el rastro del pensamiento, me encuentro a Niceto Alcalá-Zamora, primer presidente de la II República, que murió en el exilio y fue denostado por unos y otros, como manda la tradición cainita española. En su casa natal, en Priego de Córdoba, reza una frase suya: “El motor de una democracia es un pueblo educado”. En la segunda parte del Conde Lucanor viene un refrán: El que sabe, sabe que no sabe, el que no sabe, piensa que sabe.

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