Debe ser primavera

    30 abr 2020 / 16:28 H.
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    El campo estará verde, debe ser primavera. Lo advierto en mis macetas que son un misterio de abundancia y regeneración. Ellas me impiden aceptar nada inferior a su belleza, a su magia, a su generosidad y me enseñan a confiar que el agua las regará a todas por igual. Nosotros también deberíamos proveernos de una fuente de ingresos que cubra nuestras necesidades básicas. Que aunque parezca que no hay bastante para todos o que muchos no la necesitan por disponer de riego automático, se trataría de un ciclo que canaliza los excedentes a través de las declaraciones de la renta, al tiempo que sustituye la dolorosa burocracia de los subsidios agostados de la precariedad. En este punto del confinamiento, cuando se ha pasado del miedo inicial a la agresividad, algunos cargan sobre las medidas de los gobiernos aunque pretendan paliar la pobreza. Mis macetas les dirían: hijos míos, si hasta Trump o el Papa piden un salario para amortiguar la crisis del coronavirus; e incluso Japón va a dar una “paguita” de 100.000 yenes (855 euros) a todos sus ciudadanos para estimular el consumo y la recuperación económica aunque su deuda pública supera el 200% del PIB... eso sí, solo si no se lo gastan en sake.

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