De voto en voto

Juegan con nosotros ganando tiempo al tiempo, no saben ni muy bien para qué, dado que no tienen muy claro ni qué quieren, ni qué pueden hacer. Resultan irresponsables. Nos manejan los más incompetentes, los menos preparados, los menos capacitados, como reflejo por otro lado de la ciudadanía que ha menospreciado desde hace tiempo al válido, al eficaz y al brillante. Y es que en estos tiempos es más cómodo hablar bien o votar en nivel bajo al que no brille mucho, no se lo vaya a creer y le suba el ego. No hay cuadros ni a un lado ni al otro. Siento reiterar que han llegado al Paseo de los Jerónimos como podría decir de cualquier sede de poder político, sin mérito o merecido prestigio, menos aún éxito reconocido, salvo haber despellejado como maestro matarife al contrincante interno o externo del partido. Ni entonces supe el proyecto político que presentaron ninguno de ellos, ni se puede esperar que al llamarnos nuevamente a las urnas se vaya por fin a dar a conocer. Podría y debería haberse apoyado la elección mayoritaria obtenida de las urnas, sin aspiraciones de pisar moqueta y que el Gobierno se dejara la piel para mantener algo digno, durando lo que su debilidad o valía sentenciase. Pero, por lo pronto, volvemos a las urnas.