De versos y cuchillos

    24 jun 2023 / 09:27 H.
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    La educación, la enseñanza, el futuro de una generación está en manos de lo útil. Así lo proclamaba Nuccio Ordine, el escritor y profesor que nos acaba de dejar sin poder recoger el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de este año.

    Sus textos, su pensamiento, sus ideas, quedan claramente palpables en esa dedicatoria que proclamó al enterarse de que se le había concedido el premio: “A quienes enseñan y cambian silenciosamente, con su sacrificio, la vida de sus alumnos”. La labor callada de maestros y profesores en el aula, su entrega, su dedicación y su trascendencia eran, son, para el pensador italiano el motor de futuro que nos ha de colocar en el siguiente paso de esa evolución a que aspiramos.

    Y para ello, obviamente, hay que tener muy en cuenta “lo inútil” a ojos de una sociedad en la que “la utilidad de los saberes inútiles se contrapone radicalmente a la utilidad dominante que, en nombre de un exclusivo interés económico, mata de forma progresiva la memoria del pasado, las disciplinas humanísticas, las lenguas clásicas, la libre investigación, la fantasía, el arte, el pensamiento crítico y el horizonte civil que debería inspirar toda actividad humana”.

    De un tiempo a esta parte, hemos de reconocerlo, los temarios, contenidos y propuestas de los programas educativos se entroncan en “utilidades” y, por tanto, como bien afirma Ordine, “en el universo del utilitarismo un martillo vale más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía, una llave inglesa más que un cuadro: es fácil comprender la utilidad y eficacia de una herramienta mientras que resulta complicado entender para qué puede servir la música, la literatura o el arte. En el centro de mis reflexiones está la idea de la utilidad de aquellos saberes cuyo valor esencial es, del todo, ajeno a cualquier finalidad utilitarista. Considero útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores”.

    ¿Qué podríamos objetar a sus palabras? Poco o nada. En especial quienes hemos dedicado la vida a conjugar el verbo “crecer” junto con las miradas, pensamientos, deseos y latidos de alumnos y alumnas aderezados con las conjugaciones de “saber”, “entender”, “criticar”, “comprender”, “opinar”, “descifrar”, “interpretar” y, en suma, adquirir conciencia de uno mismo y de lo que nos rodea.

    Citando de nuevo a Ordine, “la utilidad de la educación se ha de entender en términos de pasión por la búsqueda del conocimiento y de lo mejor de cada persona sin circunscribirse a intereses económicos”. “Hay que acudir a los grandes del pasado para entender cualquier minucia del presente”.

    Estas y otras opiniones de hondo calado podemos encontrarlas en sus obras “Clásicos para la vida”, “Una pequeña biblioteca ideal”, “Los hombres no son islas” y la muy reconocida “La utilidad de lo inútil”. Textos con los que se enfrenta a esas carencias, en ocasiones perversas, a esas lagunas de influencia ideológica, a esas distorsiones de los sistemas educativos que se reestructuran en función de los gobiernos alternantes con groseras interrupciones, intencionadas desconexiones y remodelaciones no siempre con fines altruistas y tendentes a la mejora real del sistema y de su incardinación en los objetivos a conseguir con las nuevas generaciones.

    En otro de sus párrafos, Ordine nos invita a pensar: “Las flores no son necesarias
    para nuestra vida, pero un mundo sin flores sería mucho más triste, como un desierto. Como lo sería una educación sin los saberes inútiles, que transformaría nuestro espíritu en un desierto”.

    ¿Podríamos vivir sin libros? ¿Sin filosofía? ¿Sin arte? Probablemente. Pero ¿seríamos, de verdad, humanos? ¿Resistiría nuestra especie ese abandono? Un cuchillo puede cortar el pan que nos llene el estómago. Un verso nos dejará saciados mucho más adentro como bien comentaba Federico: “Si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro”. No dejemos que la dictadura del provecho nos ofusque. La educación es mucho más. Y el futuro, más aún.

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