De montañas y ríos

En japonés existe un término que nos invita a nunca compararnos con los demás: oubaitori. Aunque parece sencillo pensar en vivir nuestra vida sin medirnos con el vecino, en demasiadas ocasiones nuestra infelicidad viene de hacer justo lo contrario. Cuando cumplimos años, comparamos nuestra cantidad de dinero o posición social de acuerdo con las personas de nuestra edad; sin embargo, ni un día es idéntico al anterior, ni ninguna persona es igual que otra. Si alguien llega a la vejez, no es más digno por vivir en una mejor casa, sino por haber trabajado honradamente para estar en ella. Antes de cuestionar la condición de salud en la que la gente se encuentra, debemos pensar en qué han vivido y a pesar de qué eventos aún se encuentran en pie. Si la vida es una montaña, la tercera edad sería la cumbre, y no importa qué alta sea porque hasta allí has llegado solo. Citando al escritor Alan Alexander Milne, no vale tener prisa porque, como saben bien los ríos, siempre llegaremos al final; lo cual me hace pensar en que si, afortunadamente, todos llegamos a hacernos mayores, solo nos arrepentiremos de no haber caminado más despacio.