Cuestión de higiene

    23 sep 2021 / 18:15 H.
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    Agobian un montón, es cierto. Pero los niños las soportan y no protestan. Mi nieta es una talibana al respecto, en cuanto dejo de colocármela se abalanza sobre mí conminatoria. Y es que queramos o no en realidad son la única defensa que tenemos frente al contagio aparte de la vacuna. Las llevamos aunque adaptemos su uso según las situaciones. Las llevamos aunque eliminan nuestra persona, gestos faciales que nos comunican y comunicamos. Los ojos (y siempre que no estén también ocultos) quedan, como dije ya, para la adivinación o el ensueño especialmente si son de mujer. En algún lugar hay quienes se niegan a portarlas, como niegan hasta la existencia de la pandemia o suponen en su fanatismo que son los elegidos para salvarse. Va haciéndose rutinario el vernos, no vernos, con ellas, llevarlas al menos en el brazo para colocárnoslas en cuanto sea necesario hacerlo, por prevención y educación cívica. Y hablando de educación, ¿por qué se tiran en cualquier sitio? ¿por qué nos las encontramos ensuciando vías y lugares? ¿todavía no se comprende al menos que es cuestión de higiene?

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