Cuentos Chinos Alcalaínos XVII
Estaba aquel alcalaíno en su visita matutina a Consolación, cuando tropezó en un adoquín suelto del compás, que casi le hizo caer de bruces, lamentándose por el estado de las calles llenas de baches y plazas sucias, sin mantenimiento. Al salir del templo, decidió no quejarse más y él mismo, cogió cemento fijó el adoquín y comenzó a reparar uno de los baches del barrio de la Tejuela. Al ver su esfuerzo, otros vecinos del barrio de las Cruces, de Condepols, de los Sauces y del Llanillo, se unieron. Juntos pintaron muros, limpiaron plazas y repararon aceras y caminos. Los vecinos embellecieron la ciudad, creando la Asociación Mejorando Alcalá la Real. Pero, exactamente un mes después, el gobierno local financió la reparación de las calles. Algunos vecinos se sintieron desmotivados, pensando que su trabajo no había servido de nada. Aquel alcalaíno, les recordó: “Lo que hicimos nos unió. El trabajo vecinal no solo cambia al lugar, a los barrios, sino que sobre todo cambia a las personas”. Moraleja: El trabajo en equipo fortalece a la comunidad, y más allá del resultado, lo importante
es el esfuerzo conjunto que nos
une y nos transforma.