Cuando no hay caretas

    30 ene 2020 / 08:44 H.
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    Escribí que vivimos en carnaval y llevamos siempre las caretas (que cambiamos según conviene, habilidad acreditada)) y es precisamente en su fecha cuando nos las quitamos mostrando nuestra verdadera cara y condición. Al igual que pasa cuando nos revelan lo que fueron y en verdad son tantos sujetos disfrazados de próceres, jefazos en la cima, altos ejecutivos, directivos de gran vuelo, ministros milagrosos y especies de estas raleas supuestamente imprescindibles para la salud de nuestra gobernanza política, financiera y social. Altísimos personajes bien disfrazados de responsabilidad y que de acuerdo con esa responsabilidad así exigían, exigen y cobran. ¡Qué menos que estar bien pagados! Desde luego no al uso de los comunes, esos que solo trabajan y tienen ya bastante. Aquellos, investidos del sumo poder de sus cargos en realidad marchaban desnudos, pero eso se oculta (o no se dice). Cuando les quitaron las caretas resultó que no había nada que justificase esos dispendios. ¿Dónde sus responsabilidades?... ¡Ah, amigos, nunca las tuvieron ni ejercieron! Otra estafa más.

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