Crucero trasatlántico (II)
Madrid. Álvaro hiperactivo tenía las mañanas y las tardes ocupadas con La Codorniz y escribiendo libros, pero por las noches solo se aburría. Una de esas tardes conoció a una señorita, a la que no le diría que estaba casado. Se repitieron las salidas y los encuentros. La señorita era artista de un teatro de Madrid. A punto de regresar su familia del crucero, Álvaro se desplazó a Vigo y nunca se podía figurar que su esposa estaba al tanto de sus juergas con una señorita joven, bella y artista, como la habían informado desde Madrid. Álvaro no contó nada de todo esto en la redacción, pero una mañana Marciano recibe una llamada de la doncella de Álvaro, indicándole que antes de ir a la redacción se pasa por el domicilio de Claudio Cuello. Cuando Marciano llegó la doncella le hizo esperar un momento, ya que había un médico atendiendo a Álvaro. Le contó que la noche anterior el Conde de Ybarra les había invitado a cenar, se produjo una discusión acalorada y su esposa le había sacudido con el zapato en la cabeza. Marciano tuvo que hablar con Perdiguero para comunicarle, que si bien Álvaro se encontraba bien, no podría ir por la redacción durante unos días, Álvaro decide irse a vivir al “Hotel Menfis” situado en la misma Gran Vía de Madrid. Continuará.