Cosas de los días de lluvia

    23 mar 2025 / 09:43 H.
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    Aprovechando esas horas de luz que entre borrasca y borrasca abre un poco el cielo por donde el sol sale y parece que calienta, uno pone la lavadora en modo urgencia y veinte minutos después sube a tender la ropa. Confiado a ese menester entra a la terraza y ante unos tendederos casi ocupados que solo te invitan a buscarte la vida y colgar tu colada repartida en los huecos que separa la ropa ya tendida de tus precavidos y certeros vecinos. Sin más salida que tirar para adelante y aún temeroso de que la bendita y deseada lluvia rompa su tregua antes de que por fin decidas dónde colgar la colada que recién salida de tu lavadora aún permanece casi empapada en el barreño con el que subiste a la terraza comunitaria. Así que no queda otra que abrirte paso entre las cuerdas del tendedero y empezar a colgar la ropa donde buenamente puedas, o esperar a que algún vecino suba a recoger su ropa ya totalmente seca y deje libre el suficiente espacio para que tú puedas tender la tuya. En esa duda andaba tu espera bajo un cielo que iba perdiendo su azul en favor del gris de unas nubes cada vez más oscuras, y de las que sin remedio comenzaban a caer gruesas y contantes gotas de lluvia.



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