Corruptos y puteros

La única explicación que le encuentro a que este sea un país de corruptos, es que en el ADN de los íberos, celtas, tartesios, fenicios, griegos y cartagineses que nos forjaron como españoles, hubiera un alto porcentaje de ese defectillo que venimos arrastrando históricamente y que, lejos de erradicarse, se extiende cada vez más, eso sí, en las altas esferas de los que nos gobiernan. De eso saben bien en países a los que legamos el idioma, y se ve que también ese puntillo chorizo. Todo lo contrario debieron ser los vikingos, que aunque históricamente se les han presentado como más bien salvajes, se conoce que la corrupción no entraba en sus planes puesto que los países nórdicos suelen ser de lo más honrado que habita en el planeta. Y además de corruptos, somos puteros y falsos, porque en público defendemos a las mujeres con la boca llena, mientras que en privado esas mujeres pasan a ser la Ariatna y la Carlota, que se enrolla que te cagas. No descarto pedir en un futuro la nacionalidad sueca, porque si ser español es ser corrupto y putero, prefiero emocionarme al ritmo de ABBA que al de un pasodoble.