Con ojos
nuevos

Se dice que la primavera la sangre altera. Algo de verdad hay en ello. Yo añadiría quizás que lo miramos todo con ojos nuevos. Con esa mirada animosa y deseosa entre la belleza que despliega la primavera en mayúsculas; hermosísima eclosión de naturaleza viva que año tras año nos visita y se renueva para sorprendernos en colores y aromas puros y delicados. Así me lo parece y lo testifico ahora, en esta Huelva marinera donde me encuentro, ante un anchuroso océano poderoso frente a mí. Un despliegue de luz en contraste con el azul intenso de un mar que lo abarca todo. Increíble estampa, en las horas tempranas de un alba que se desvanece. Cielo y mar, mar y cielo... abarca mi mirada, ver nacer un sol de fuego con sus tonos malvas y anaranjados que se esparce entre arenas rubias y el blanco espumaje de unas olas que no cesan, aquí en soledad, con la misma brisa que acaricia y un oleaje que reconforta los sentidos. Huelva y su sabor intenso a marismas y algas. Ese mar que la besa sin reservas. Este mar de mis ancestros, paisajes inscritos en mis genes que hoy traigo a mis recuerdos.