Comunicar bien es posible

Comunicar es algo tan cotidiano que no solemos prestarle la atención que merece. Desde el momento en que nacemos nos comunicamos a través del llanto y comenzamos a desarrollar esta habilidad de forma natural. Sin embargo, ¿es suficiente con ello? ¿Estamos realmente preparados, para hacer frente de forma adecuada, a la multitud de interacciones profesionales que llevamos a cabo en nuestro día a día? Es cierto que existen personas especialmente hábiles en este sentido, que no parecen tener ningún problema a la hora de comunicarse, “se sienten como pez en el agua”. Pero, ¿quiere eso decir que están preparados para establecer comunicaciones eficaces en cualquier contexto, ya sea personal o laboral? La experiencia me dice que no. Es más, hoy pienso que la formación en comunicación debería ser obligatoria para el desempeño de cualquier actividad profesional.

Todos los puestos de trabajo requieren interacción entre compañeros, clientes, socios, proveedores... Es por ello que un adecuado estilo de comunicación resulta crucial. Igualmente, todos los empleados precisan de unas tareas y de unos objetivos que de no ser trasladados adecuadamente, nunca se alcanzarán. Pero también, los trabajos, requieren un buen clima laboral en el que se fomente el bienestar
de los empleados, y en ello la comunicación “tiene mucho que aportar”. Motivar a los trabajadores, transmitir la pasión que uno siente por su proyecto o hacer una presentación ante una audiencia,
no resulta igual de sencillo para todos. Tampoco lo es expresar realmente lo
que queremos decir, sin ofender al
interlocutor, incluso cuando aquello que debes expresar, no es
de su agrado. Estos son tan sólo algunos ejemplos que nos recuerdan que la formación en
comunicación puede suponer un gran avance tanto personal como profesional. El acceso a técnicas y herramientas comunicativas de la mano de un experto, sin duda, marcará la diferencia. Hablar es fácil pero comunicar no lo es tanto.