Como agua de mayo
Habíamos olvidado esa función de parpadeo que tienen los vehículos bajo la lluvia. El petricor que se cuela en la aurora, señalando de nuevo el invierno en los armarios y esa manta que vuelve, deliciosa, a las horas descalzas donde la noche fermenta sus deseos más íntimos y sus fantasmas. La lluvia, como la muerte, dejará una primavera multiplicada, el verano abundante que temíamos perder. Esta semana, llegaba la noticia de la concesión del tercer premio a la mejor edición del Ministerio de Cultura para “Esa llave ya nieve”, con que Alkibla enseñó al mundo todo lo que atesoraba Guadalupe Grande cuando le sorprendió la muerte en enero de 2021, gracias al enorme cuidado y cariño de sus amigos. Llovía a mares la última vez que la vi en Madrid y enfilaba sin paraguas la estación de Sol. Qué cosas. Esta semana fallecía Tina Turner. Y con la radio a toda mecha, su enorme pulsión eléctrica me ha hecho compañía estos días camino del trabajo, lección de una mujer que se sobrepuso al crudo desamor de su madre y a la violencia terriblemente secreta de Ike Turner, su primer marido. Ahí quedan sus vibrantes piernas y su estrella total en ese darlo todo por la música, como la vida misma, tantas veces una fiesta sin escapatoria.