Comenzando el año

    09 ene 2017 / 12:03 H.

    Entre los dedos se nos han pasado las fiestas, un año ha dicho adiós sin pena ni gloria y ha comenzado otro que por ahora promete ser de lo más interesante, aunque también podría resultar inquietante, ya lo iremos viviendo poco a poco, un día tras otro sin atropellarnos demasiado que ‘todo pasa y todo queda’ como decía nuestro buen amigo Antonio Machado, y todos como nos recuerda el poeta somos peregrinos que hacemos camino al andar. Siguiendo la tradición hemos dicho adiós al viejo año y al comienzo del nuevo nos hemos deseado lo mejor unos a otros e incluso hemos compartido momentos que en teoría deberían haber sido felices, al menos eso es lo que se espera con tanto almíbar en las palabras y tantos manjares y dulces en las mesas. De eso es lo que quería hablar, no de los kilos que hemos puesto de más y ahora llevamos encima con cierta dosis de culpa y leve propósito de enmienda, sino de los desvelos culinarios de alguna persona querida que en cada casa suele llevar la batuta gastronómica y pringarse en la cocina. Grata tarea esa de preparar los mejores platos para aquellos a los que queremos agasajar, algunos de ellos a los que hemos extrañado durante mucho tiempo porque están lejos y otros a los que vemos cada día, a todos los que están ahí a nuestro lado y forman parte de nuestra vida. A los que somos algo conocedores de los asuntos de cocina y disfrutamos con las cosas del comer, afición que cada día parece ser que está más extendida porque la sociedad valora algo más la cultura culinaria y las personas solemos dejarnos llevar por la voluptuosidad de los sentidos, y qué mejor sentido que el del gusto para procurarnos momentos de placer a estas alturas de la vida, aunque sin olvidar a ser posible otros sentidos no menos gratificantes por mor de aquello que decía nuestro también buen amigo el Arcipreste de Hita, que cito textualmente: ‘el hombre por dos cosas labora, la primera por haber mantenimiento, la otra era por haber ayuntamiento con hembra placentera’. Pues eso, que no hay como echar mano de los poetas para ir entendiendo el meollo de la vida. Después de esta leve digresión volvamos al tema culinario que nos ocupa y deleita, o al menos así debería ser pues a cada uno de nuestros deudos y demás invitados le hemos dedicado un momento especial y con todo nuestro afecto hemos recordado ese plato, ese detalle, ese sabor que sabemos les agrada y van a disfrutar de una manera especial. A la mayoría le gusta comer de todo y puede dar cuenta sin problemas de cualquier plato que llega a la mesa, eso facilita mucho la labor a la hora de elegir el menú, pero siempre hay que tener en cuenta los gustos especiales de algunos a los que es imposible agradar con un menú pensado y preparado para el común de los mortales, porque su escaso aprecio por algunos manjares comunes en nuestra cocina complica mucho la vida del artista de los fogones que a veces tiene que hacer más equilibrios de la cuenta para satisfacer a tales melindrosos, esa especie de invitados que nadie quiere a la mesa, porque siempre encuentran la carne fuera de punto, la sopa algo fría, el marisco pasado de cocción, el pescado casi crudo, las migas húmedas, el jamón salado y el cocido con mucha pringue porque no pueden ni oler el tocino de veta, ni el chorizo, ni la morcilla, ni los riñones, ni las manitas de cerdo, ni los sesos rebozados, ni víscera alguna. Mi buen amigo don Picoco decía que para ellos no se han hecho los pucheros y por tanto conviene apartarlos de nuestro lado con premura, viento fresco y hambre a ser posible. Afortunadamente hemos tenido la suerte de tener a la mesa comensales agradecidos que han sabido valorar les desvelos de sus anfitriones y han dado buena cuenta de todos los manjares. Pero por desgracia no vivimos en un mundo feliz y no sería justo olvidarnos de aquellos que no han tenido la suerte de recibir tanta abundancia, esa mayoría de ciudadanos que no pueden celebrar más festejo que el de seguir vivos con la esperanza de encontrar un trabajo digno. Mi deseo para este año es que eso se haga realidad lo antes posible. Es de justicia que todos colaboremos en esa única tarea.