Ciencia o emoción

    14 dic 2024 / 09:38 H.
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    Me comentaba una amiga, profesora en la universidad, que quizás hoy en toda Europa las universidades tienen los alumnos peor preparados desde la Segunda Guerra Mundial. Pienso que el análisis de esa situación es muy simple, nuestros jóvenes no se esfuerzan por aprender o lo hacen cada vez menos porque no lo necesitan, así de claro. La realidad es que en nuestra época el conocimiento no es necesario y nadie lo necesita. Hoy en día el conocimiento simplemente ha perdido valor de cambio y de comunicación. Lo que de verdad tiene valor de cambio y de comunicación en nuestro tiempo son las emociones, no el conocimiento. Y la institución en la que trabaja mi amiga estaba diseñada para transmitir conocimiento, no para retransmitir emociones. Para eso estamos los que escribimos artículos o la prensa escrita o radiofónica o televisiva o las redes. Los programas de televisión o las redes sociales son las que normalmente transmiten emociones. Y estos medios son capaces de despertar mucho más interés y mucha menor exigencia de aprendizaje que el procesamiento, la interpretación o la manipulación de conocimientos.

    Las capacidades de aprendizaje de las nuevas generaciones van a peor cada vez más. Y este deterioro solo se compensa de una única manera; y así, los conocimientos que no se adquieren se contrarrestan con una intensidad emocional proporcional a la ignorancia alcanzada. Si no se adquieren conocimientos, se desarrolla la ignorancia, pero esta ignorancia está muy avalada y muy potenciada por recursos emocionales que hacen que sea inútil la adquisición de conocimientos. En resumen, a menor conocimiento mayor emoción. Y las emociones dotan a nuestros jóvenes, y a los no tan jóvenes, de la energía suficiente como para prescindir del conocimiento o de la ciencia. El resultado de esta situación es lo de siempre: esto nos conduce al idealismo. La falta de conocimientos en este momento no desemboca en la ignorancia, va a una variante muy permisiva de esta ignorancia que es ese idealismo, o sea, el autoengaño. Hoy en día no se necesita el conocimiento para triunfar en la vida, lo que se necesita son emociones para sobrevivir y buenas amistades para subsistir. No podemos decir que las personas que, por ejemplo, no saben leer y escribir fracasarán en la vida, esto sería una falsedad. Todos conocemos a muchas personas con éxito en la vida que no saben leer ni escribir correctamente. Y, como diría el mismísimo Cervantes, son gobernadores de alguna que otra ínsula. No nos engañemos pensando que la persona que no es virtuosa fracasará, ya que precisamente nuestro mundo es el de los no virtuosos. Los virtuosos están perdiendo como siempre y, además, teniendo más razón que nunca. Hay mucha gente profundamente mediocre y que se engaña a sí misma, se disfraza creyendo que es virtuosa o que es inteligente, y son triunfadores.

    Por lo que uno escucha y observa me da la sensación de que los profesores de hoy día se están esforzando enormemente en aprobar a su alumnado por muchas razones. La razón principal y que más me choca es la de evitarse problemas. La segunda es porque el sistema dispone que se apruebe a la gente, aunque no sepa, y de esta manera se evita el fracaso académico. Me da en la nariz que el sistema lo que quiere es evitar simplemente ese fracaso académico y no le preocupa el no poner a personas inteligentes y formadas en el mercado laboral. Parece que al sistema esto último le importa muy poco, y como el sistema no puede evitar el fracaso, parece que le interesa disimularlo.

    Al parecer, al sistema le da igual que se superen cursos y cursos con cocimientos deficientes. Y sucede lo mismo en lo privado y en lo público, no nos engañemos. Quizás la educación privada tenga el éxito de disimular el fracaso bastante mejor que en lo público. Sus alumnos, como todos, buscan un visado que les permita acceder al mercado laboral y se encuentran aquí, previo pago, con muchos problemas personales y profesionales resueltos. No se puede ser reduccionista y hay que reconocer sus éxitos en otros muchos ámbitos, pero en este en concreto lo bordan.

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