Certidumbre

Ayer tuve un encuentro con el tiempo. No fue extenso, aunque sí intenso. Durante ese momento, tuve la oportunidad de entenderlo y comprender que todo lo cargamos sobre él, y no es justo. Me explicó que no por más que queramos alargarlo o acortarlo va a dejar de ser él mismo. Trata a las cosas en su justa medida, somos nosotros mismos los encargados de desvirtuar la realidad y no saber valorar su verdadera intensidad dándole importancia a cosas realmente insignificantes. Asume responsabilidades y culpas de personas que creen estar en una posición con derechos absolutos sin que le corresponda, el “victimismo chic” está de moda, siempre que haya algo o alguien que asuma las consecuencias. Estamos en un momento en el que todo el mundo se siente ofendido, una noticia, un libro, un súper, la calle, el vecino, da igual el tema, es más fácil generar molestia para distraer los verdaderos problemas sociales, y esto al final genera adicción, provee de momentos efímeros, de bienestar que te hace creer con derecho a opinar de todo. Deberíamos crecer y reorganizar nuestros valores. El crecimiento mental no tiene tiempo, es infinito. Él me dijo que nada es cierto, nada es seguro hasta que ha sucedido, y lo que ya pasó será un recuerdo que deberíamos tener como regalo. Por eso, en lugar de buscar la certeza, deberíamos buscar en qué estamos equivocados, así podremos cambiar.