Cena entrañable
A la tradicional y auténtica cena de Nochebuena, la que se celebra en familia y con amigos muy fraternales, le han surgido otras cenas que se celebran con anticipación y que reúnen a colectivos y empresas, para convivir con asueto y cordialidad y brindar por todo lo bueno que pueda aportar a cada uno el más inmediato futuro. Son reuniones que unen y que predisponen a una convivencia más amable, más compatible, más unida. Y esto es bueno. Otro gallo nos cantaría si las elecciones tuvieran el mismo efecto de llamar a la colaboración, el entendimiento y el afán común de luchar por el pueblo. No es así, por más comilonas —y son incontables— que celebren los políticos al final, tras el postre, nada cambia en el país. No obstante, siguiendo el espíritu que reina en estos días, yo les deseo una buena digestión.
Diario JAÉN también ha querido ofrecer a sus trabajadores y colaboradores la ocasión de compartir mesa, mantel y mucha conversación dos días antes de la Nochebuena. Y lo hizo en el mejor marco, el más acogedor y conocido, como son las propias dependencia del periódico, justo en el salón recientemente bautizado como “75 Aniversario”, que prestó un calor y una intimidad familiar que yo tuve la suerte de compartir y disfrutar. Es cierto que la plantilla de JAÉN cambió mucho y cada vez son menos a los que conozco, pero en esa casa nunca me podré sentir un extraño por los muchos años que me unen al periódico y por los muchos afectos y consideración que me tienen los antiguos y los nuevos, que agradezco muy sinceramente. Desde hace algún tiempo, Pepe Sánchez del Moral y yo somos los más veteranos, el último reducto que queda del viejo Diario de la Carrera de Jesús. Y allí coincidimos una vez más los dos, contando anécdotas de los viejos tiempos, de las que también sabe mucho José Calabrús Lara, el ilustre abogado tosiriano, el colaborador más antiguo y que aún continúa siéndolo, de los que asistieron a la cena. Lógicamente, los tres, junto a Paco Salas e Ignacio Frías, fuimos los que más palique compartimos. Bueno, palique y fresca cerveza y exquisitas viandas, que de eso se trataba. Fue una noche entrañable por la que felicito a Eleuterio Muñoz y Juan Espejo por el acierto al elegir el escenario. Para los que ya el pasado tiene más peso que el futuro estas tertulias con muy gratificantes.