Cavilaciones en las alturas

31 ago 2019 / 11:36 H.

Hay que procurar ser educado y amable hasta cierto punto, la cuestión clave es saber localizar ese punto a partir del cuál dejas de serlo. En general, a todos nos pasa por la mente la duda de que si hemos actuado en algunas o muchas ocasiones con estupidez manifiesta. Pensemos que la duda bien gestionada enriquece, pero estar siempre en “stand by”, como los aparatos electrónicos, enloquece. Las convicciones basadas en nuestra verdad relativa nos ayuda a salir bien parados de la dubitación permanente o del caótico mundo de las vacilaciones. Por ese motivo, debemos retroalimentar nuestro cerebro de manera periódica a través del análisis. Aquí viene a cuento una historia de ficción de un respetado anciano anónimo que en sus momentos álgidos relataba anécdotas críticas sobre algunos de sus vecinos; los amigos bobos, que se detenían supuestamente a hablar con él, siempre acababan dando la razón a su relato, acompañando el “sí” con ademanes afirmativos de cabeza, pero sin pronunciar ni una sola palabra más, como si el orador se tratase de un demente y no creer conveniente llevarle la contraria. Mas, en un momento de lucidez, un día cualquiera, les volvió a hacer algunos comentarios algo ácidos que les afectaba a su propia reputación, y los mismos gestos afirmativos se repitieron; sorprendentemente, él les vociferó con voz cascada, tal vez desgastada por el paso del tiempo y alguna ingesta de alcohol, diciéndoles :“¡Nooo, ahora toca nooo”. Ellos se quedaron atónitos y nunca jamás repitieron el absurdo de considerarlo un ser sin vida real, pues el inteligente personaje empleó la “prueba de algodón” para demandarles atención e invitarles a contradecirle, al menos, alguna vez.

Entre otras muchas cosas, el verano puede servir para esto, independientemente de hallarse en la montaña, en el mar o en la casa de uno. Las cavilaciones de este tipo, o de otros, nos ayudan a empezar en septiembre el nuevo año laboral. Esto último, claro está, le concierne directamente al que tiene trabajo, y al que no lo tiene, seguirá “sine díe” en la bolsa de empleo esperando la llamada misericordiosa del INEM. Y los políticos continúan sin ponerse de acuerdo para elegir el gobierno de España, que razonablemente debe encabezar el Presidente en funciones. No obstante, sería un grave error, bajo mi punto de vista, volver a convocar nuevos comicios para dentro de varios meses, pues el hartazgo de los votantes se dejaría notar en los resultados electorales a través de la abstención. Además, si se supiera con certeza que las nueva elecciones iban a cambiar significativamente el panorama, podría considerarse un mal menor; pero ni eso ni lo contrario lo puede asegurar ninguna encuesta sociométrica. Si son incapaces de ponerse de acuerdo podría aplicárseles como castigo, la fórmula que utiliza la Iglesia católica para elegir cada vez a un nuevo papa, mediante cónclave.

Estas y otras cavilaciones me surgieron en la cima del Larrun, dentro de la región de la Nueva Aquitania francesa, a cerca de mil metros de altura. El exótico Thren cremallera de la Rhun ( que me recordó lo trenes de las viejas películas del Oeste) me sirvió como medio de transporte para subir a la cima. Desde allí, pude contemplar una bellísima panorámica de la Costa Atlántica francesa, salpicada por las bellas ciudades de San Juan de Luz, Biarritz, Hendaya... que hace dos veranos visité. Hermoso, idílico y bucólico paisaje que nos ofrece la madre naturaleza desde las alturas.