Casualidad o puñetas

    08 jun 2019 / 11:51 H.

    Vuelve a sonar la flauta en los altos techos de la magistratura de justicia española. Parece ser que a los jueces supremos no les duelen los rapapolvos y sanciones de la Corte de Justicia Europea por incumplimiento de las leyes. Tampoco se les ve mucho interés, demasiada imparcialidad ni prisa para según lo que les ocupe, y, por supuesto, nada les importa que España sea de los países más infractores de la legalidad europea. Casos como el de las hipotecas, Talidomida, y hasta por “banalizar el nazismo”, dicen mucho de cómo funciona el retratado Tribunal supremo. Así, el mismo día que la fiscalía soltaba su alegato contra los rebeldes del procés, en otra sala del magno edificio paralizaban la exhumación del dictador. Para justificar que solo les mueve el interés público del caso, el alto tribunal llega incluso a coincidir en su auto con Hitler y Mussolini, validando el golpe del 36 y reconociéndole a Franco tres años más de cotización como Jefe de Estado. No por casualidad en el Supremo se sienten tan a gusto con su flauta, que tienen por carácter obligatorio y permanente soplar, para impartir justicia a la democracia.