Caminos cortados

    09 feb 2025 / 09:31 H.
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    Allá por las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado, en mitad de una dificilísima transición democrática donde el ruido de sables en cuarteles y los atentados terroristas ocupaban muy de vez en cuando las primicias en los periódicos y la televisión, los españoles, a pesar de toda gravedad, vivíamos por fin en libertad y democracia. Como casi siempre, en aquellos tiempos sufríamos una crisis económica y una reindustrialización que cerraba fábricas y astilleros mandando a mucha gente al paro. Fueron años políticamente muy problemáticos con manifestaciones multitudinarias y huelgas, también muy intenso en lo social ya que se consiguieron no pocos derechos y avances sociales. Fueron años con muchas sorpresas, alegrías y desencantos, pero sobre todo para muchos jóvenes y no tan jóvenes, fueron años muy tristes donde la heroína entró a saco por toda España, y sin distinción de género, clase social o edad arruinó a cientos de miles de familias. No existía ciudad o población, chica o grande, que no tuviera sus “yonquis”. La muerte por sobredosis, hepatitis o adulteración de la droga estaban al orden del día. Costó muchas vidas frenar aquello.



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