Camino o meta

    08 ene 2023 / 16:00 H.
    Ver comentarios

    El filósofo Kierkegaard escribió que la puerta de la felicidad se abre hacia adentro, de manera que cuanto más empujas más cerrada la hallas. Cuando empieza un nuevo año nos prometemos hacer más ejercicio o dejar atrás ciertos hábitos. A pesar de todo ello, los propósitos no son más que palabras que conforman deseos, siendo estos últimos una cárcel de la que nos negamos a escapar. A lo largo del día siempre tenemos elecciones, falsos dilemas entre lo que sabemos que debemos hacer y lo que nos decimos para posponerlo; formas en la que nuestro deseo inconsciente moldea nuestros actos y, por ende, nuestras promesas. Los propósitos son formas de buscar la felicidad, por acción o por omisión, mientras que la felicidad depende en gran medida de no planear sino de contemplar con desapasionamiento lo que nos ocurre cada día y adaptaros, encontrando la belleza en espacios negativos como canta Shaun Morgan. Por si todo esto no tuviese suficiente enjundia, lo que queremos se moldea por la televisión y personalidades célebres; por lo que antes de buscar algo deberíamos pensar en por qué lo queremos y qué significa de verdad para nosotros.

    Articulistas