Calle del pueblo
Si la Navidad es un periodo de reencuentro familiar y hogareño, la Semana Santa, la nuestra, la de los municipios es, por encima de todo, un encuentro en la calle. En la calle del pueblo, en esa en la que hemos jugado de pequeños, en la que nos hemos enamorado, en la que hemos descubierto la amistad, verdadera y que irremediablemente es parte de nuestra vida. La Semana de Pasión nos trae el ir y venir procesional, las tradiciones que son de todo un pueblo. En Navidad vivimos al calor de la familia, en Semana Santa quien nos enseña realmente es nuestro pueblo y la necesidad de salir a la calle, de encontrarnos con los pasos, las esquinas cómplices y las gentes. Una enseñanza más, la que se hace en el sentir popular y la que hemos aprendido de manera innata y sin saber por qué. Una enseñanza que, sin duda alguna, viene unida y agarrada fuertemente al corazón. Es
la calle, la plaza, los niños, los vecinos, la iglesia, el bar, la Madrugá de mi pueblo, ese que guarda la belleza que nunca dejaremos de amar y así, una vez más, como si fuese la primera,
en cada primavera....