Ay la libertad de expresión

    30 dic 2018 / 11:03 H.

    Se acaba el año. Un periodo marcado no solo por cuestiones políticas y territoriales. Para mi lo más significativo, el acusado retroceso en las libertades. 2018 quedará marcado como el año en que la libertad de expresión acabó en los tribunales demasiadas veces. Conviene no olvidar que la Ley Mordaza sigue en vigor. Se ha hecho de la ofensa, delito; lo religioso no puede criticarse sin condena ejemplarizante. Los tribunales dan avisos a navegantes, día sí, día también, para que callemos, volvamos al pensamiento plano, para que nos autocensuremos. El humor ha de andarse con sumo cuidado, los músicos deben pasar filtros previos a sus letras por si acaso, los escenarios han de velar por puestas en escenas políticamente correctas. Hemos llegado a un punto que mejor no reponer películas de Buñuel. La vida de Bryan sería inconcebible de realizar, menos aún de exhibir. La hornada de humoristas de décadas pasadas, hoy simplemente estaría en el paro o en algún tribunal de justicia. Mal comienzo para 2019. Eso si, las “fake news”, a sus anchas, sin problema, libertad le llaman.