Apuesto por la humanidad

    27 dic 2019 / 08:59 H.
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    Escribo estas letras el día de Navidad, mientras mi teléfono no para de sonar con avisos de felicitaciones y buenos deseos para el 2020. Y es que estas fechas nos sirven para recordar que somos humanos, seres sociales que necesitamos de nuestros semejantes para desarrollarnos como personas. El problema es que, el resto del año, sacamos a relucir nuestro lado más animal: competimos con los compañeros, odiamos al diferente, humillamos a aquellos que consideramos inferiores, golpeamos a la mujer que deberíamos amar. Vamos por la vida pisoteando los brotes de la paz y la concordia. Provocamos guerras, expoliamos países, abandonamos a los refugiados, miramos para otro lado ante la trata de blancas o el abuso infantil. Pertenecemos a la raza más dañina que habita en el planeta Tierra. Aún así, a pesar de nuestro instinto depredador, también somos capaces de lo mejor: de subirnos en un barco para recoger náufragos incómodos, de viajar a otro continente a salvar vidas, de acompañar a enfermos y ancianos, de dedicar nuestro tiempo y dinero a ayudar a los demás. Por eso, creo que aún hay esperanza y, desde esta ingenuidad impostada con la que miro el mundo, apuesto por la humanidad.

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