Aplausos
de terraza

    26 mar 2020 / 16:33 H.
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    La casa ya es una ciudad, el pasillo una pista de atletismo, el salón una sala de cine, la cocina un gran restaurante y el aseo un salón de belleza. En los auriculares hay conciertos y óperas, el ordenador es una oficina, un colegio, o un instituto y hasta una universidad. El teléfono nos une oyendo las voces y viendo las caras de amigos y familiares. Las novelas viajan a países lejanos y las fotos son recuerdos. El telediario enseña números, curvas, datos... de un mundo nuevo. Y en un solo día sentimos desesperanza, risa, agradecimiento y un miedo enjaulado. Pero la magia surge a las ocho de la tarde, abrimos las ventanas para aplaudir a quienes limpian, transportan suministros, a quienes velan por nuestra salud, estómago, seguridad, pero también los aplausos de terraza son para nosotros ¡Sí! Estando en casa ayudamos ¿Qué haremos después de esta pandemia? Abrazarnos y besarnos. Volveremos a ver paisajes con prismáticos desde una montaña, a bañarnos en un río, a buscar a la luna con un catalejo, a limpiar con betún nuestros zapatos, a pedir un menú completo de sopa, filete y helado de tres sabores y dejaremos huellas en la arena que el mar borrará. Hay que seguir aplaudiendo.

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