Anuncios, no

    14 nov 2024 / 08:57 H.
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    Seguro estoy de que muchos recuerdan cómo proliferaba esta frase en muros y paredes, especialmente en los que estaban recién aderezados y encalados. Había alguna locución más, como aquella de “se vende razón aquí”, que había que interpretar y puntuar mentalmente si queríamos entender el mensaje. La primera se completaba, a veces, con una aclaración: “Responsable, la empresa anunciadora.”

    ¿Y a qué viene este preámbulo? Pues... quizás como paso previo a lo que sigue. Los anuncios han pasado hoy de las paredes a las pantallas. No creo que haya alguien que no proteste por el tiempo que se les dedica en cada cadena. Sí, ciertamente, hay algunas que, al ser públicas, los reducen o suprimen, pero quizás tenemos que aguantar otros mensajes que no deseas.

    Pero vamos al resto. No descubro nada, pero vengo observando cada día más la manera tan subliminal con que nos cuelan la propaganda. Después de cerca de media hora seguida de anuncios, reinician el programa, y no ha pasado un minuto cuando te propinan otro par de ellos. Cuando estás disfrutando de una película, en las escenas más deseadas y aclaratorias, te aparece una nueva sarta de anuncios que te hacen perder el hilo al tiempo que te cabrean. Así, una película de hora y media te dura tres. Y si tienes costumbre de acostarte temprano, o porque tienes que madrugar por el trabajo, mejor acurrucarte y echar un coscorrón. En resumen, que te quedas a dos velas, en películas, reportajes, entrevistas y programas que pudieran atraerte.

    Gracias, pero no necesito la respuesta, a no ser porque sea innovadora, original o definitiva. Sí, es que las cadenas privadas viven de los anuncios... Claro, pero pueden ofrecer otras alternativas, como menos anuncios a más coste, editarlos entre programa y programa, buscar otra forma de financiarse...

    Soy consciente de que la solución es difícil, pero para eso están los técnicos y las cabezas pensantes. Mientras tanto y en espera de un posible remedio, lo mejor será seguir pulsando al botoncito de anulación del sonido, al tiempo que miramos el periódico, la revista, el libro, la persona que nos acompaña, o nos vamos directamente al cuarto de baño a vaciar la vejiga. Anuncios menos, por favor.



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