Ante todo, pragmatismo

    18 may 2023 / 08:50 H.
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    Quizá sea un espejismo o mera ilusión, pero se me antoja que, para las nuevas elecciones municipales, contamos con candidatos que parecen querer aportar cierto aire renovador. No sólo por tratarse de ciudadanos desconocidos que no lastran a sus espaldas el historial pesado de sus antecesores, sino, además, porque cuentan, en sus haberes, su participación en asuntos varios y variados, cuya finalidad era, básicamente, el interés de nuestra ciudad. Ojalá no terminen por convertirse, como viene siendo habitual, en transmisores de meras acusaciones vacías de contenido contra sus oponentes o contra las propuestas de sus adversarios, pese a que, en su fuero interno, reconozcan la valía de estas. Quizá se hayan propuesto crear una nueva forma de hacer política que no sea la de limitarse a esperar que alguien la picie más que ellos mismos. Quizá valoren la actitud de la ciudadanía que permanece, estoicamente, siendo fiel cumplidora de su obligación de votar, pues somos conscientes de que, no sólo es nuestro derecho, sino también nuestro deber, acudir a las urnas, cada vez que se nos llame. Debiera ser consabido que los ciudadanos estamos más interesados por la realidad de los hechos que por las promesas reiteradas, de unos y otros. Especialmente, porque los compromisos si se prolongan en el tiempo se evidencian en compromisos incumplidos y el efecto obvio es la pérdida de confianza en quien tantas veces nos engañó. Pero todo tiene un límite, y mientras tanto, nuestro Jaén sigue sin tranvía, sin paneles informativos en las paradas del bus, con deficiente servicio de autobuses urbanos, calles sucias, parque de la Victoria abandonado, instalaciones deportivas ridículas y deficientes no acordes a una capital de provincia, insuficientes piscinas climatizadas, servicio ferroviario vergonzoso, y así podríamos seguir hasta agotar las páginas de este periódico. A esta altura de la película, lo único que tengo claro es una cosa, y es que la ideología, sea la que sea, no satisface ninguna de las necesidades que padece nuestra tierra. Por eso mi criterio es prestar mi confianza en aquellos que considere que tienen verdadero interés en mejorar nuestra ciudad, y pasados 4 años, si todas las deficiencias anteriormente enumeradas, siguen igual, cambiaré de tercio y buscaré opciones nuevas, que todavía no hayan tenido la oportunidad de decepcionarme. Quizá se hayan propuesto crear una nueva forma de hacer política que no sea la de limitarse a esperar que alguien la picie más que ellos.

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