Al son de los tambores

    16 mar 2023 / 15:10 H.
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    Las golondrinas cantan al son de los tambores, vuelven los nazarenos a exornar el calvario, la tierra jaenera se viste de colores cuando la primavera de nuevo ha despertado. Un susurro de besos en los verdes olivos, en las calles se siente la dulce melodía, mientras que en los balcones suspira la poesía, los ayes doloridos que entona una saeta. La flauta soñadora con compases alados canta en la noche triste un verso de consuelo y llorando en sus notas de angustiosa amargura con su voz transparente se escucha una trompeta. Con la cruz en el hombro pasa el Señor del Pueblo, con su paso cansado, doliente y afligido, en sus serenos ojos está la luz brillando, en su oscura mirada un dulzor desmedido. Jesús el Nazareno camina hacia el Calvario, cuando el sol se deshace y la luna ha nacido. Por las calles oscuras vienen los penitentes en silencioso acento de calladas palabras y llorando la cera sobre el frío pavimento va marcando el camino en las horas amargas. El incienso musita en su nube un poema que acaricia la faz de Jesús malherido y en sus notas ocultas se presiente el latido, que palpita su acento de armónicos suspiros. Inquieto en la naveta espera darlo todo y cerca de su rostro poner un dulce beso cuando del incensario volando haya partido. Los ciriales morados muy cerca lo acompañan, lloran con desconsuelo lágrimas de agonía el paso avanza lento para que no se claven las hirientes espinas en su frente bendita. Alfombra de claveles y de lirios morados para sus pies cansados, le regala la tierra y aroman sus heridas con llanto sosegado con el suave perfume que las flores le dejan. Bajo el oscuro palio llorando entre las flores, igual que una azucena o una pálida rosa, a la luz de las velas, callada y silenciosa, con su mirada hermosa María de los Dolores. Un llanto de jazmines de sus ojos escapan, de estrellas y luceros, de versos y poemas que canta en triste tono cuando en la noche santa despierta dolorida la voz de una saeta. Pasa el cortejo aciago por las calles que lloran y sienten sus compases la ciudad dolorida. Con la dulce fragancia la inquieta primavera deja su tierno aroma de sus plantas y flores. Y ocultas en sus nidos lloran las golondrinas cuando la noche pasa al son de los tambores.

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