Ahora, reconstruir
Hace dos semanas que una tromba de agua arrasó los municipios al norte de la ciudad de Valencia. Las imágenes y los testimonios, el destrozo material y la pérdida de vidas humanas ha sido un duro golpe para todos. Seguramente las 48 horas primeras, la gente sintió un desamparo brutal, con una descoordinación, caos y falta de ayuda tuvieron que ser algo que no tiene manera de contarse y el dolor que sufrieron miles de personas excede cualquier explicación lógica. Lo que siguió es un relato en negro: políticos jugando sus cartas, medios de comunicación haciendo el agosto con el espectáculo, noticias falsas, bulos, mentiras, falta absoluta de humanidad, empatía y respeto... Pero también de lo importante que es la solidaridad, entender el cambio climático, la ayuda y la necesaria coordinación de las Instituciones del Estado, que pagamos con nuestros impuestos y que en estos momentos demuestran la necesidad de un Estado fuerte que dé respuesta urgente a la vida en suspenso. No hay otra; y las voces que piden la cabeza de alguien olvidan que si no hay un Estado no hay posibilidad de ayudar. Otra cosa es que el Presidente Sánchez haya sido receloso hasta la cobardía, que Mazón esté para dimitir, o que la extrema derecha juega con fuego... Pero cuando todo esto pase, obvio que tienen que correr cabezas.