Abuelos en el tajo

    16 abr 2021 / 09:49 H.
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    Año 2050, Paco apaga el despertador y se pone un mono con destellos plateados, aún es de noche. Trabaja por turnos en una fábrica de robots. Antes de irse, se asoma a la habitación de su nieto y contempla su rostro, redondo y plácido. Suspira y se dirige a su puesto de trabajo. No se queja, le pagan bien y está cotizando para su próxima jubilación, a los 80 años. No acaba de entender por qué su nieto, de casi 40, aún no ha encontrado un empleo estable; tan solo unos meses en una farmacéutica para probar vacunas antivíricas. ¿Será este el futuro distópico hacia donde nos encaminamos: ancianos achacosos trabajando mientras sus hijos o nietos están parados? Creo que por ahí andan los tiros, que es lo que nos exige Europa para darnos sus generosos fondos. ¿Acaso es la única opción para mantener nuestro sistema de pensiones? Quizás subir el salario mínimo interprofesional y que se apliquen los convenios sectoriales de trabajo en vez de la miseria que pagan las empresas de trabajo temporal —lo que supondría elevar los ingresos por cotización— no es tan buena idea como exigir a los ancianos que se suban a un andamio. Será que los señores políticos no han echado un jornal de aceituna en su puñetera vida.

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