Abandono del centro político

    15 jun 2022 / 16:00 H.
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    A unos días de las elecciones andaluzas, barruntan malos tiempos para el centro político. Desde que Albert Rivera, lleno de vanidad y soberbia, quisiera crecer tanto que al final explotó como la rana de la fábula, las cosas han ido de mal en peor a Ciudadanos. Luego, otro desliz en Murcia vino a completar el desastre. Simplemente no asumieron el papel de centro y bisagra al que estaba llamada una formación política en ciernes, con las consecuencias a nivel nacional y de partido que se están derivando. No sucedió así en Andalucía y en esta última legislatura han dado estabilidad a un gobierno que puso fin a la corrupción institucional del partido que llevaba gobernando desde la creación de la comunidad autónoma. Sin embargo, las encuestas y el efecto arrastre de lo sucedido en Madrid y Castilla León, están dejando al borde de la desaparición institucional al partido naranja también en nuestra comunidad. Un castigo duro a una mala gestión que aboca a su vez a la carencia de un espacio político tan necesario.

    El voto al centro es un voto volátil porque no existe una ideología específica de centro que esté por encima de la personificación en un líder. Y así, cuando el líder falla, el voto se enquista en la desafección política o emigra. El problema es hacia dónde emigra. Y ahí lo esperan en su viaje al centro la izquierda o derecha, socialistas o populares, buscando el voto útil, para acabar en esa dinámica de bloques en equilibrio entre las irreconciliables dos Españas, incapaces de ponerse de acuerdo en los grandes asuntos de estado, y por ello necesitadas de echar mano del radicalismo de los extremos o, lo que es peor, de los partidos independentistas para formar gobierno. Y basta echar un vistazo a la realidad actual para ver lo caro que se está poniendo ese apoyo. Cuando ha existido esa posibilidad de pacto con el centro político, siempre ha sido el primero al que se ha recurrido. Esa es la gran baza del centro político, la capacidad de poner o quitar gobiernos y lograr por esa vía el entendimiento, la moderación y un gobierno sin sobresaltos, con los matices del otro bloque. Eso es lo que se perdió con Rivera y eso es lo que sería preciso recuperar.

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