A favor
del Quijote

Todo el mundo conoce el Quijote de Miguel de Cervantes. Es una obra gigantesca, inagotable, monumental, cumbre universal de las letras. Tan importante hoy como en 1605. Como si de un inmenso almacén se tratase, de casi cualquier cosa se encuentra algo en el Quijote. Su fama es inversamente proporcional a su lectura. Hay quien ha comprado el libro pero no lo ha leído. Algunos lo conocen solo “de oídas”, otros dicen haberlo ojeado o leído “por encima”. No hay pretexto que valga. Para aproximarse a esta obra imprescindible, libro de libros, hay muchas versiones que nos pueden servir para adaptarse a cada caso: Arturo Pérez Reverte ha hecho una edición resumida, Andrés Trapiello la ha “traducido” a un castellano más actual y amigable, también existe una edición popular de la RAE... todas ellas muy dignas. En realidad no basta con leer el Quijote, antaño se decía que era pecado mortal no leer siete veces el Quijote. Pero empecemos por el principio, primero hay que tener el libro en casa, en un lugar destacado, bien a la vista, después abrirlo y atreverse a pasar de las tapas a las primeras páginas, luego seguir y seguir... y quien sabe si algún día lleguemos a terminarlo.