40 de mayo

Los refranes encierran mucha experiencia y sabiduría, pero siempre van a la zaga de la naturaleza, de la vida, porque un refrán no es un invento, sino que nace después de aquellas cosas que acaecen en el devenir de la vida. Pero, como nacieron casi al mismo tiempo que lo hizo la humanidad, gozan de buen crédito, aunque en ocasiones hubo que crear también el contrarrefrán, por eso al refrán de que “a quien madruga, Dios le ayuda y uno que madrugó una cartera se encontró”, se le añadió que “más madrugó el que la perdió”, o ese otro que reza que “no por mucho madrugar, amanece más temprano”. O sea, que también algunos refranes tienen dos caras y son como esos políticos que tienen un sí o un no para contestar a la misma pregunta, dependiendo de quién y dónde se le haga. Hoy, es 40 mayo y se cumple uno de los refranes con más aciertos de la historia del hombre. Eso de “hasta el 40 de mayo no te quites el sayo” resulta casi siempre una predicción acertada, por más regates engañosos que las temperaturas nos hagan en la última quincena de mayo. Claro que mayo, que tiene un refrán que dice: “Mayo loco, fiestas muchas y pan poco” y este año solo cumplió a medias. Los efectos devastadores de la pandemia no dejaron rastro de festejos, aunque sí poco pan en muchísimas despensas con la amenaza, desgraciadamente, de que la carestía se haga aún más agobiante y eso sí va a depender de la gestión política. Por cierto que, de los miles y miles de refranes que existen, es difícil encontrar uno que se refiera a la política. Parece ser que las viejas generaciones le echaban pocas cuentas a los políticos o que estos actuaban con más moderación y llamaban menos la atención del ciudadano. Sí existe una enorme cantidad de frases sobre los políticos y sus conductas, pero no dichas por la gente llana del pueblo, sino por literatos y filósofos, pensadores incluso ilustres y famosos. Sí, es posible que el pueblo no haya entendido nunca a sus gobernantes, a sus políticos, y pasaron de retratarlos con frases llanas propias del refranero. El ciudadano prefiere definir a determinados políticos con una sola palabra, casi siempre muy desagradable. El caso es que el refrán es otra vieja tradición que se va borrando. Lo noto en los debates y otros espacios televisivos, donde hay bastantes contertulios que quieren ilustrar una frase echando mano de un refrán y no saben decirlo, se equivocan. En mis tiempos de juventud el refrán era una muletilla que estaba siempre a mano para romper el hielo de una conversación y teníamos un maestro en Juan José Molina Moreno, el entonces decano de los periodistas deportivos, que siempre presumía “del triste privilegio de la edad”, pero que era un libro abierto.