“Miraremos cómo salimos de esta”

05 feb 2021 / 13:41 H.
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La periodista Angels Barceló conduce y dirige esta mañana desde el Campus Científico y Tecnológico de Linares el programa líder de la radio española, Hoy por Hoy, de la Cadena SER, para analizar las claves de los problemas de la ciudad con la experiencia que acumulan los linarenses y subrayar sus fortalezas, palanca imprescindible para salir de cualquier crisis.

—Cuando Hoy por Hoy sale de visita es por una causa de interés, ¿cuál es la de Linares?

—Incorporamos a Linares en la lista de lugares que estamos visitando en España. Empezamos cuando bajó la primera ola y hemos continuado ahora a pesar de la tercera. Nos hacemos las pruebas y muchos programas son sin público, pero nos permite saber cómo ha quedado este país; no sólo a nivel sanitario sino sobre todo a nivel económico, cómo han cambiado las orografías de las ciudades que visitamos, cuáles con las alternativas, cómo se reinventan...

—Cuando hay problemas hay que recurrir a las fortalezas y Linares las tiene. ¿Va a explorarlas el programa?

—Por eso la pusimos en la lista, es una ciudad golpeada especialmente por el paro, con una situación económica terrible. El programa lo hacemos desde el Campus Científico y Tecnológico y, de alguna manera, es una declaración de intenciones. Vamos a mirar por dónde salimos de esta, y por la ciencia y la tecnología podemos hacerlo. Por la capacidad emprendedora de la gente, por dónde hay que invertir, por cómo tiene que ser el modelo productivo... El lugar que hemos escogido ya determina la voluntad de esta ciudad de salir también de esta.

—Es la primera vez que viene a Linares...

—La verdad es que conozco poco de Linares, no he estado nunca. Sí conozco lugares de la comarca y te voy a confesar que preparando el programa, cuando me dijeron que era la localidad con más paro de España, me quedé sorprendida.... He estado viendo que es como una encrucijada de caminos. De Linares salen las carreteras, prácticamente, para todas partes de esta provincia, que es fantástica. Descubrí que había sido capital mundial del ajedrez, cosa que desconocía porque no soy muy aficionada... Estos programas siempre me sirven para descubrir cosas que desconozco.

—Por extensión, la provincia de Jaén está en ese mapa de la España, si no vaciada, sí postergada secularmente...

—A la que sales de las grandes ciudades te encuentras con esto. A mí me genera una reflexión y con la pandemia lo estoy pensando mucho. ¿Por qué la gente se ha ido? Es verdad que muchos no han tenido oportunidades y han salido a buscarlas. Pero hay también gente que ha querido salir, y no empujados por la precariedad, porque han pensado que vivirían mejor en las grandes urbes y al final malviven en ellas. No sé si es peor malvivir en una gran urbe o en tu lugar, donde tienes tu red... Lo estoy pensando muchísimo, al margen de que se esté produciendo el efecto a la inversa, no para llenar la España vaciada, pero gente de la ciudad está buscando una salida hacia zonas rurales. Es un tema interesante.

—Intentan dibujar cada día un lienzo de la realidad, como hoy en Linares. ¿Es complicado equilibrar la paleta de negros y grises con la de color?

—Es muy difícil, primero porque las noticias últimamente son en negro, por eso nos agarramos a cualquier noticia positiva en torno a la pandemia o a la recuperación económica. Y por otro lado, en la parte más política, la paleta es negra y blanca. Los matices, los grises, han desaparecido. Cuando intentas pintar un gris, plantear una duda, salen los del blanco y los del negro y te atizan. Cada vez es más difícil utilizar el resto de colores.

—¿Está pudiendo con todo la pandemia?

—Yo creo que lo está arrasando todo. Lo peor es que arrasa la moral de la gente, que está muy cansada, con muy poco ánimo. La pandemia se irá, ojalá más pronto que tarde, pero ¿cómo quedaremos nosotros? Primero, por lo que decía de la polarización; después, por nosotros mismos. ¿Qué capacidad de reinvención o de resetear tendremos? Me preocupa mucho. Noto un tono vital de la gente muy bajo...

—¿Y está pudiendo con la radio, o es imbatible?

—No es que la radio sea imbatible, está ayudando mucho en esta pandemia. Lo viví en primera persona en la primera oleada porque fue durísimo para la gentes en sus casas, para nosotros en los estudios vacíos. Ha sido como un hecho con la normalidad que estuviéramos ahí, pasara lo que pasara, y que sigamos estando. No, esto no acaba con la radio. Al contrario, creo que la fortalece, pero nosotros debemos ser capaces de encontrar la forma de darle ánimo a la gente, y tenemos que ser los primeros en no caer en el desánimo. Yo me he lo he prohibido las seis horas que estoy en antena. Debemos ser capaces de combinar la información con las buenas cosas que pasan, con la esperanza, que sigue abierta, con el entretenimiento, con las risas, con la música...

—¿Está cambiado también la pandemia el periodismo, como ha hecho con nuestras vidas?

—Creo que sí, primero porque también ha profundizado en la crisis económica de los medios. Después, porque las trincheras, con la polarización, se están cavando más profundas. Afecta también a los medios visuales, porque la pandemia es muy golosa y les dio mucha audiencia. El miedo atrae... Deberíamos hacer una revisión de cómo contamos las cosas y reflexionar sobre cómo lo hemos hecho o para qué somos útiles.

—¿Se enroca la política cada vez más en sus intereses partidarios?

—Van a la suya. Creo que están alejados de la realidad de la gente. No hay nadie que se rija por el bien común. Prima el cortoplacismo, las encuestas, la próxima cita electoral... Ni esta pandemia ha conseguido que esta generación de políticos haya cambiado el chip.

—Tras un año con el coronavirus, ¿cree que sólo es posible hacer balance de daños o hay resquicio para la esperanza?

—Me quiero agarrar a la esperanza y se llama vacuna. Allí donde se están poniendo al ritmo que se tienen que poner las cosas mejoran. Y también a que cuando veamos un poco la luz haya recuperación económica. Pero ahí hay que reflexionar mucho sobre nuestro modelo económico...

—Que se empache Iñaki Gabilondo con estas raciones tremendas de acontecimientos, ¿va más allá de lo personal y es un síntoma social?

—Es un síntoma. Claro que va más allá de la persona. Muchísima gente y muchos de los que nos dedicamos a la información nos identificamos con esa palabra y con esa reflexión. Es verdad que él lleva muchos años y su mochila va mas cargada, pero el empacho es general. Sólo no están empachados aquellos que siguen en la trinchera...

—La última y obligada. ¿Cómo será la radio del futuro?

—Pues no lo sé y ahí tenemos un problema, sobre todo los compañeros de mi generación, que deberíamos empezar a pensar. Es evidente que la radio del futuro es ya un poco la del presente. La gente escucha ya la radio de forma diferente, a través de los podscat, a horas en la que no estamos en directo. Y nosotros tenemos que hacer el ejercicio de adaptarnos.

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