Las abejas dejan sin clase a los niños del “Padre Poveda”
La presencia de una colmena en el patio obliga a cerrar el colegio

Sorpresa mañanera, ayer, en el Colegio de Educación Infantil y Primaria Padre Poveda, donde tuvo que suspenderse la docencia debido a la presencia de unas pequeñas “visitantes” que decidieron hacer una parada y quedarse justo en el patio del recreo donde, cada día, juega el alumnado más pequeño de este centro educativo linarense. Y es que, según pudo comprobar el portero del recinto cuando abrió las instalaciones y accedió a ellas, en la baranda de la zona de ocio había incrustada una colmena de abejas que, a pesar de ser de pequeña envergadura, entrañaba cierto riesgo y peligro para la seguridad de los escolares.
“Al llegar nos encontramos con la gente fuera, había cierto revuelo y no sabíamos qué pasaba, hasta que vimos que había un agente de la Policía Local dentro del colegio y que estaba precintada la baranda donde se encontraba la colmena de abejas. Enseguida, nos comunicaron que el alumnado no podía entrar al centro por motivos de seguridad, así que se pusieron en contacto con los profesionales para retirar el enjambre”, afirmó Carmen Molero, directora del CEIP Padre Poveda.
Un apicultor realizó las tareas necesarias para desincrustar y recoger el panal, con el propósito de poner a las abejas a buen recaudo, de tal manera que no se produjera un desplazamiento masivo de estos insectos y evitar, así, que picaran tanto a los usuarios y trabajadores del centro educativo como a los viandantes que pasaban por sus cercanías. Aunque la retirada se realizó de forma “rápida y eficaz”, desde la dirección del colegio se informó a la Inspección de Educación de esta inusual incidencia, ya que ayer se celebraba, a nivel regional, la Prueba de Evaluación “Escala” que organiza la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa (Agaeve), órgano dependiente de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
“Debido a que se trataba de una prueba educativa importante ajena al centro, con sus procedimientos y protocolos especiales, dimos aviso de lo que había ocurrido porque esto responde a un suceso aislado, ya que nunca hemos tenido que suspender las clases por algo similar. Confiamos en que para mañana ya podamos retomar el ritmo normal”, señaló la directora, Carmen Molero.
Aunque el alumnado no asistió a clase, el profesorado sí permaneció en su centro de trabajo mientras se llevaba a cabo la retirada definitiva del enjambre. Y es que, como consecuencia de que fueron varias las abejas que quedaron revoloteando en la zona afectada, el apicultor que intervino decidió esperar unas horas antes de llevarse, por completo, el panal, el cual metió dentro de una caja protectora especializada.
“Las familias fueron totalmente comprensivas con lo ocurrido y entendieron que se suspendiera la docencia, ya que ante todo está la seguridad de los niños. Lo más curioso es que, cuando nos fuimos de aquí el martes, no había rastro de la colmena y, de hecho, ese mismo día por la tarde vinieron las limpiadoras y se hicieron actividades extraescolares en el colegio. Todo apunta a que las abejas vinieron, ya por la noche, siguiendo a una reina”, dijo la docente. Según agregó Carmen Molero, en la zona del recinto ferial del Pisar se tuvo que retirar, también ayer por la mañana, otro enjambre de abejas que se encontraba ubicado en la copa de un árbol. En ese caso, además de la intervención de una profesional de la apicultura también fue necesaria la actuación de una dotación del Parque Comarcal de Bomberos, pues la altura era elevada.

La presencia de colmenas de abejas no se da de forma aislada en la ciudad de Linares. De hecho, durante los últimos tiempos, han sido varias las actuaciones registradas con motivo de la aparición de enjambres en determinadas zonas urbanas, lo que supone un riesgo para la seguridad de las personas, especialmente, para aquellas que sufren alergia o reacciones severas a las picaduras de estos insectos. Aún se recuerda cuando los apicultores y agentes de seguridad tuvieron que intervenir, el pasado verano, en la calle Glorieta, debido a un panal que apareció dentro de una vivienda antigua cuando se procedió a su derrumbe. Asimismo, en el año 2014, la céntrica Plaza Colón tuvo que permanecer varios días cortada al paso de viandantes por la colmena que apareció en el interior de un palomar.