La felicidad está más cerca

La familia de Emad Ismail regresa ya a casa, a falta de la hija mayor

23 nov 2016 / 12:14 H.

Se respira alegría en el domicilio del profesor Emad Ismail Hegazi, pero la felicidad aún no es completa en este hogar linarense. De hecho, no podrá serlo hasta que Huda, la hija mayor de este docente de origen palestino, regrese también a su casa, procedente de la franja de Gaza, al igual que ya sí lo hicieron su madre, Reem, y sus tres hermanos menores de edad, Nur, Ahmad e Ismail. Tras mucho batallar, la mayor parte de los miembros de la familia “atrapada” en suelo palestino por el cierre de la frontera con Egipto respira relativamente tranquila en tierras mineras, a la espera de que esta problemática se resuelva lo antes posible.

“Por fin ya los tengo aquí tras dos meses de tardanza, han llegado bien, aunque con mucho cansancio por el largo viaje, ya que apenas pudieron dormir unas siete horas en tres días. De todas formas, tenemos que seguir insistiendo para que mi hija mayor pueda regresar y se termine esta situación de sufrimiento de una vez por todas”, señaló Emad Ismail, junto a su esposa y sus hijos.

El principal objetivo ahora es que Huda, de dieciocho años y matriculada en la Universidad de Granada, vuelva a pisar territorio español a la mayor brevedad. Para ello, Emad seguirá buscando el apoyo de la diplomacia a través de un intenso contacto directo con las embajadas y consulados en Jerusalén y El Cairo, de forma similar al mantenido en las últimas semanas, así como mediante la multitudinaria plataforma de recogida de firmas Change.org. Todo con el fin de que su primogénita, que no puedo viajar tras la última apertura de fronteras por decisión de las autoridades de Gaza, retome su vida en España y pueda iniciar, al fin, sus estudios universitarios.

La estancia de Reem y sus hijos en la franja de Gaza, adonde acudieron para visitar al abuelo materno por motivos de salud, no estuvo falta de momentos de tensión y miedo. “Yo estaba asustada por la salud de mi marido y algunas veces perdía los nervios porque pensaba que no volvería más a España o que mi marido tendría que venir a Gaza y no saldríamos jamás. Mi madre me tranquilizaba y, al final, no quedaba más opción que armarse de esperanza y luchar para poder salir”, dijo Reem, la esposa de Emad.

Su coraje le hizo mantener la entereza y aferrarse a la esperanza para poder alcanzar el objetivo de salir de la franja, una zona en constante tensión donde, en cualquier momento, puede producirse un fuerte ataque a base de bombardeos. “Llamé a muchas puertas, empecé a moverme y a preguntar qué teníamos que hacer para poder salir. Lo peor fue cuando en las listas no aparecía el nombre de mi hija mayor”, añadió. Conscientes de que Huda se encuentra en compañía de sus abuelos, tíos y primos, Emad y Reem desean poner el mejor final a su particular historia.

“Nos daba miedo oír las bombas pese a estar lejos”
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Aunque los padres de Reem, la esposa de Emad, residen en el oeste de Gaza, no era difícil escuchar, en la lejanía, los bombardeos israelíes sobre la zona norte y este de la franja, es decir, la más cercana a la situación constante que se vive de tensión y conflicto. Un contexto que se traduce en el miedo, que tal y como confiesa Reem, llegó a apoderarse de sus hijos pequeños y de sí misma en más de una ocasión

“Estando allí había miedo de que empezara la cuarta guerra y ahora temo que pase algo allí, aunque parece que las tensiones con Egipto van a menos y la frontera se abrirá cada dos meses. Creíamos que las embajadas harían por nosotros mucho más de lo que han hecho”, dijo la mujer palestina.