El legado de Víctor de los Ríos: gran valor cultural de la ciudad

“El Minero” fue una de sus obras, que fue emplazada después en el lugar actual

07 may 2020 / 16:32 H.
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Un artista entregado a Linares. Víctor de los Ríos Campos nació en Santoña (Cantabria) en 1909. Desde muy joven, con tan solo 15 años, comenzó a formarse en Madrid y aprender de otros escultores de renombre. En Linares han sido muchas las imágenes que realizó para enriquecer el patrimonio, algunas de ellas muy veneradas por sus convecinos. Entre las esculturas que se pueden encontrar en las calles está el famoso monumento al minero, que fue inaugurado en el 74, siendo el primer monumento levantado en homenaje a estos trabajadores.

Es una escultura de grandes dimensiones hecha en caliza y se ubicó a la entrada de la ciudad. En los 90 se decidió trasladarla, con la mala suerte de que en la maniobra se rompió uno de los brazos y tuvo que ser restaurada por Alfonso González Palau. En la actualidad se encuentra corona la conocida y concurrida Plaza de Aníbal e Himilce.

Otra de las grandes esculturas del autor son los bustos de los Marqueses de Linares, que se encuentran a la entrada de los jardines de Santa Margarita. Un homenaje a la labor que hicieron en la ciudad, además de construir dicho espacio de recreo para el disfrute de los ciudadanos.

En cada rincón de Linares hay un recuerdo de Víctor de los Ríos, ya que algunos detalles y esculturas del exterior de la Iglesia de San Francisco o de la Ermita de Linarejos son de su autoría. El artista solía visitar Linares a menudo, aunque lo hacía de forma discreta para ver sus imágenes. Le gustaba subir el Paseo de Linarejos hasta llegar al Santuario de la patrona. Incluso el beato Lolo llegó a hacerle una entrevista.

Pero qué decir del patrimonio cofrade que el escultor realizó para Linares. El mismo Nazareno, Simón Cirene (Cirineo) y San Juan fueron el resultado de su gubia. La imagen anterior a esta se encuentra en la Estación Linares-Baeza, donde procesiona. El misterio de la Santa Cena Sacramental fue el primero que realizaría para la ciudad. Este se posiciona en un trono horizontal, algo poco común, y se divide en módulos de tres apóstoles, siendo la imagen de Jesús “independiente”. Para acompañar este grupo escultórico, Víctor de los Ríos realizó un ángel, cogiendo como modelo a un niño que estaba dando una patada a una pelota. Este procesiona en primer lugar, junto con un grupo de niños vestidos de angelitos.

El Descendimiento de Linares es otro de sus grandes grupos escultóricos, muy similar al de la hermandad de la Buena Muerte de Jaén, solo que en este se encuentra Jesús y el resto de imágenes más arriba, mientras que en el de Jaén, San Juan ya tiene en sus brazos al Señor.

El Santo Entierro es otra de las tallas del autor que procesiona el Viernes Santo. Esta vino a sustituir a la anterior, que guarda a buen recaudo la hermandad. De igual modo realizó el Señor Resucitado, donde Jesús se encuentra elevado del suelo, y Nuestra Señora del Amor Hermoso, de la misma cofradía. Un legado irrepetible que Víctor de los Ríos dejo tras su fallecimiento en el año 1996.

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