Un etarra cumple 33 años de condena en la cárcel de Jaén

Guridi participó en el atentado mortal a un funcionario de prisiones en 2000

12 oct 2019 / 11:16 H.

Ignacio Guridi Lasa es uno de los cuatro etarras que participó en el atentado en el que se acabó con la vida del funcionario de prisiones Máximo Angulo. Los hechos ocurrieron, concretamente, el 22 de octubre de 2000. Ahora, casi veinte años después, la Audiencia Nacional lo ha condenado, junto al exjefe de la banda terrorista ETA “Txapote” y a otros dos etarras, a 33 años de prisión, que Guridi cumplirá en el Centro Penitenciario de la capital.

Según las fuentes consultadas, el etarra lleva un tiempo en la prisión jiennense por otros delitos. Está en el módulo 4 y, tal y como indica Pablo Viedma, portavoz del sindicato Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), “hace vida normal con el resto de la población reclusa”. Ahora, a la condena de Guridi, superior a los 200 años de prisión por diversos delitos, se suman otros 33 —30 por el atentado que se cobró la muerte del funcionario de prisiones Máximo Casado y 3 por un delito de daños con finalidad terrorista—.

El escenario del suceso fue Vitoria, hace 19 años. Ocurrió el 22 de octubre de 2000, a las ocho menos cuarto de la mañana. A esa hora fue cuando detonó el artefacto explosivo que previamente habían colocado en el coche de Máximo Casado, funcionario de Instituciones Penitenciarias. El exdirigente de ETA Xavier García Gazteu —alias “Txapote”— junto con los otros tres que planificaron el atentado, se enfrentan a una pena de 33 años por el mismo. En la sentencia, consultada por Diario JAÉN, los magistrados hacen especial hincapié en que el atentado terrorista se realizó “como mecanismo para atemorizar al colectivo profesional y al conjunto de la sociedad”, a lo que se suma el objetivo de obtener diferentes “fines políticos perseguidos por la banda terrorista ETA a través del enorme dolor que se causa con la muerte de una o varias personas”.

Otro de los aspectos a destacar tras analizar el fallo de los jueces, que se hizo público el pasado martes, es que los cuatro etarras condenados hicieron seguimiento y vigilaron a la víctima. Además, se le da especial importancia al hecho de que uno de los ya condenados con anterioridad por el asesinato de Máximo Casado era su vecino, lo que hizo más fácil preparar el atentado que terminó con su vida.

Ninguno de los exmiembros de ETA —incluidos Guridi y “Txapote”— prestaron declaración. De hecho, todos se negaron a contestar al Ministerio Público y a la acusación popular —encabezada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT)—. Además, su defensa tampoco formuló preguntas.

En definitiva, 33 años para cada uno de los tres que Guridi Lasa cumplirá —como hace desde algún tiempo por otros delitos— en el Centro Penitenciario Jaén II, donde “hace vida normal” en el módulo 4 de la cárcel. Tres décadas más a la sombra por el asesinato de un funcionario de prisiones.