Remanso de agua y votos de salud en la calle del jurista
Fue Arrabalejo, Puerta del Sol, Morales y, desde 1921, recuerda la figura de Millán de Priego

La calle Millán de Priego bucea entre lo que fue, lo que es y lo que será. Bien podría ser una avenida por su idiosincrasia, y es que en sus apenas setecientos metros de longitud hay absolutamente de todo. La ciudadela del Arrabalejo, por la denominación de la que otrora presumía la rúa, sería un buen nombre para rebautizar a la que hoy homenajea al político, funcionario público y jurista jiennense Millán Millán de Priego y Bedmar. Todo está en los libros, menos mal, pues debe haber pocos —y ya es una afirmación excesivamente optimista— que recuerden haber vivido el último cambio de nombre de Millán de Priego, último porque, desde su existencia, han sido varias las formas de llamar a esta emblemática calle de la capital. Fue Arrabalejo, pero obtuvo también el nombre de calle de los Morales por estar poblada, entonces, de árboles de la especie homónima, lo que sirvió para el importante comercio de la seda que se produjo en la ciudad entre los siglos XIV y XVI. Los mismos recorrían una senda que pasó a convertirse con el paso del tiempo en una carretera que también fue bautizada como calle de los Huertos por los que se repartían de principio a fin en la citada vía. La denominación con la que se conoce en la actualidad la decidieron sus vecinos. El nombre corresponde al del militar jiennense Millán Millán de Priego y Bedmar y fue impuesto en su honor en 1921, después de la solicitud de los vecinos de la zona a tal efecto. La votación a la que se sometió esta decisión arrojó un resultado positivo al cambio de nombre con un total de once votos favorables y tres en contra.
La historia
Como testigo del devenir del tiempo se erige en la calle Millán de Priego el Pilar del Arrabalejo, un abrevadero público adosado que data del siglo XVI, más concretamente del año 1574. Junto a él se abría la Puerta del Sol, una de las ocho de la muralla del Castillo de Santa Catalina. La también llamada Fuente del Arrabalejo está dividida en tres cuerpos; en el primero hay dos hornacinas de donde salen los caños de agua; el segundo está presidido por tres escudos flanqueados por unas cartelas, y el tercer cuerpo —también encuadrado por cartelas— se corona con un jarrón y una inscripción fechada en 1574 en la que puede leerse que la obra se realizó cuando Gómez del Castillo era corregidor de Jaén. Se instaló en 1573 en respuesta a una petición que hicieron al mismo cabildo municipal los vecinos del Arrabal de la Puerta de Baeza y la obra se atribuye a Alonso Barba, como director de la misma, que fue ejecutada por el cantero Miguel Ruiz de la Peña. En el Pilar del Arrabalejo se encuentra la hornacina del Cristo de la Salud del Arrabalejo y, junto a ella, permanece aún la taberna Pilar del Arrabalejo, una de las más tradicionales de la ciudad. Son muchos los capítulos que atesora, por su antigüedad, la calle Millán de Priego, que tras recibir su denominación actual volvió a cambiar de nombre con la llegada de la República, momento en el que recibió el nombre de uno de sus presidentes, Emilio Castelar. El 12 de mayo de 1931 pasó a llamarse calle Castelar. Posteriormente, con la desaparición de este régimen de gobierno, volvió a recibir su denominación actual: Millán de Priego. El paso del tiempo abrió la calle y permitió la construcción de otras perpendiculares y paralelas hasta conformar lo que hoy es una ciudadela en miniatura.