de que era y soy inocente”
Testimonio de José Miguel Ruiz, ex directivo de la Cámara de Comercio

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Jaén emitió un auto el pasado 3 de diciembre en el que declaraba firme el auto de sobreseimiento del Juzgado de Instrucción Número 3 sobre las actuaciones que instruía por presuntos ilícitos penales en la gestión de la Cámara de Comercio de Jaén, contra varios directivos de la entidad cameral, por supuesto fraude de subvenciones, apropiación indebida, administración desleal y/o falsedad documental.
El auto estimaba así el recurso de apelación interpuesto tanto por José Miguel Ruiz Delgado, ex director del Departamento de Proyectos de la Cámara, como por Luis Carlos García Sánchez, que fue presidente de la ahora extinta Cámara, contra un auto del juzgado, de 23 de agosto pasado, en el que admitía a trámite un recurso de apelación contra el sobreseimiento planteado por los “actores civiles”, un grupo de trabajadores de la propia Cámara.
El juzgado instructor acordó el “sobreseimiento provisional” de la causa “al no estar debidamente justificada la perpetración de los hechos ilícitos investigados en relación a la gestión realizada en la Cámara de Comercio de Jaén”.
La Sección Segunda también “inadmite a trámite” el recurso de apelación de los actores civiles contra el sobreseimiento y declara de oficio las costas. Sobre el carácter firme de su resolución, precisa que “contra la misma no cabe interposición de recurso ordinario alguno”. Prácticamente cinco años median entre el inicio del caso y este auto firme de la Audiencia Provincial. “Para mí, la valoración es tremendamente positiva. Han sido cinco años muy difíciles”, comenta José Miguel Ruiz Delgado a este periódico. “El motivo por el que estoy hablando es para dejar constancia a la sociedad jiennense de que José Miguel Ruiz es un profesional que era, y es, inocente, y esto se ha demostrado”, asegura. Sobre el proceso valora por partes. “Me quité el 80% de la carga cuando se archiva el caso en fase de instrucción. La Justicia hizo justicia y queda de manifiesto mi inocencia. Tenía claro que debía defenderla y me estudié los 5.000 folios del proceso y presenté, junto con mi abogado, un ‘macroescrito’ de defensa. Cojo las riendas, el resto espera a ver qué se le imputa. Así, por defecto, a la vez que se archiva mi causa se archiva la de los demás”, explica.
“Tuve muchos sinsabores, sobre todo sociales. ¿Si me siento resarcido ahora? A mí los cinco años no me los va a pagar nadie. De golpe salen de mi vida contactos, empresarios, gente de nombre, administraciones públicas... Hay presunción de inocencia, pero sabemos cómo es la sociedad, ven lo publicado y dicen: ya se lo ha llevado...”, puntualiza. ¿Piensa intentar pedir daños y perjuicios si ello es posible? Es rotundo. “No. Esto es pasado y pisado. Miro al futuro con esperanza y con la cabeza muy alta. La rabia contenida está ahí. No le deseo esto a nadie y cierro página”, sentencia.