Misa mozárabe en San Ildefonso

La Basílica Menor es una de las pocas autorizadas en España para seguir el rito

12 feb 2025 / 06:00 H.
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El rito se consolidó en el siglo VI en la Península Ibérica, en el Reino Visigodo de Toledo, tanto en territorio cristiano como musulmán, pero fue suprimido por el Papa Gregorio VII en el Concilio de Burgos en 1080. Fue entonces cuando dejaron de celebrarse las misas mozárabes y pasaron a tomar protagonismo las liturgias romanas, justo después de la reforma del Concilio Vaticano II. Se trata de algo que también tenía especial protagonismo en la Diócesis de Jaén, sobre todo en algunas parroquias mozárabes por la existencia del “Missale Gothicum” del cardenal Lorenzana de 1804. La iglesia de San Ildefonso ya tenía este privilegio desde 1965 a petición del obispo Félix Romero Mengíbar, ratificado por el Papa Pablo VI, de tal forma que fue renovado por el obispo de Jaén Santiago García Aracil en 1995. Tiene autorización la Basílica Menor para celebrar este rito tanto el día de San Ildefonso como en la celebración de la Expectación, cada 18 de diciembre.

Este año ya se ha celebrado una vez. Fue el 23 de enero, un jueves por la tarde, una fecha señalada en el calendario para los fieles de esta parroquia. Enrique Jiménez, sacristán, explica a este periódico que son muy pocas las ciudades de España en las que se mantienen las misas mozárabes, fundamentalmente en Toledo, donde diariamente se puede asistir a Catedral y a tres parroquias más: Santa Justa Rufina, San Lucas y Santa Eulalia. También hay semanalmente en Madrid y en Alcalá de Henares.

Jaén cuenta con un privilegio que viene de antaño. La última estuvo presidida por el rector de la Basílica, Carmelo Zamora Expósito, junto a otros sacerdotes y miembros de liturgia de las hermandades, como los seminaristas Salvador Ruiz Fernández, Daniel Cano Salinas, Jesús Marcha Urbano y Alberto Toledo Roa; el vicario parroquial, Manuel Morales García, y el sacerdote, Miguel Conejero. También, los acólitos asistentes, Alonso Vargas-Machuca y Alberto Marchal.

Una de las características es la introducción en el rito de la lectura de la palabra y el canto de los salmos, aunque uno de los signos más primitivos es la fracción del pan, que se parte en nueve trozos y se coloca en la patena evocando los misterios de Cristo que se celebran en el año litúrgico: Encarnación, Nacimiento, Circuncisión, Manifestación, Pasión, Muerte, Resurrección, Gloria, y Reino. “Simboliza la vida de Jesús y la historia de la salvación”, relata el sacristán. Las diferencias son litúrgicas. Se trata de una misa universal, aunque cambia el orden. Al principio hay una serie de efectos importantes, como una oración delante del altar, mediante la que se paran los celebrantes algo más de lo habitual. Las ofrendas son antes, lo mismo que el rito de la paz, y el momento más emotivo es aquel en el que el párroco parte en nueve trozos la hostia consagrada. La Coral de San Ildefonso acompañó también con sus cánticos.

“Pertenecíamos a la Diócesis de Toledo y en el Jubileo del año 2000, como allí sí se hace con irregularidad, pedimos hacerlo en el día de San Ildefonso, aunque también se hace en Navidad”, recuerda Enrique Jiménez. Oficiada la misa mozárabe por el párroco y el vicario parroquial, la liturgia exige que, como mínimo, sean dos los celebrantes. “Se nota más la afluencia de fieles. De un tiempo a esta parte a la gente le ha dado más curiosidad y el último día se enteraron los de la Casa de Extremadura y Francisco Jiménez les hizo una visita guiada por la iglesia, les habló de la misa mozárabe y se quedaron a escucharla”, añade.

Se trata de uno de los ritos más celebrados a lo largo de la historia y, en la actualidad, de los menos conocidos, una excusa perfecta para conocer a fondo la belleza de San Ildefonso.



Jaén
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